Hacia la cripta de los Santos Niños

Hacia la cripta de los Santos Niños

¿Y si fuera verdad?, ¿y si detrás de la historia, la religión, la vida, la muerte, hubiera magia, la atávica necesidad de algo más? Tocar, sentir el pálpito de lo poderoso, de lo que nos domina y nos protege, de los milagros y de los dioses… El ser humano ha buscado siempre por necesidad lo trascendente, desde el origen, cuando en los bosques o en las estepas se preguntaba sobre el porqué de sí mismo y de lo que le rodeaba. Nacieron necesidades, cultos y se descubrió el camino de Dios. Pero, ¿dónde estaba?, ¿era sólo espíritu? Me imagino que en aquellos tiempos nació la necesidad de lo tangible mezclado con la del milagro y la de lo simbólico, y nació la de orar ante imágenes, ante bellas copias de lo que soñábamos y de la naturaleza.

¿Y si fuera verdad?. En nuestra ciudad, antiquísima, se vivió ese proceso, se protegió, trasformó y se fue desarrollando en diferentes maneras de entender la necesidad de lo espiritual.

La Catedral Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor es, ha sido desde hace cientos de años, el símbolo de nuestros orígenes. Es arte, religión, historia, leyenda… Sí, puede que sea algo más, puede que guarde un secreto, puede que esconda la buscada y rebuscada manera de llegar a encontrar el poder de la sabiduría. Puede que nos esté contando la manera de llegar a un lugar sagrado, un receptáculo de vida y de muerte, de fuerza; la matriz a partir de la que se conformó una parte de nuestra sociedad.

Puede que no, que sólo sea un cuento, un curioso cuento, una leyenda listo para leer una noche de intriga, miedo o diversión. En todo caso, esta opción también simbolizaría, aunque de manera inconsciente, una manera de explicar la condición humana.

La Catedral Magistral de Alcalá de Henares parece estar rodeado de un gran simbolismo que puede que tenga su origen en época romana. Los cultos nacieron de la exaltación de lo humano, del culto al agua, a los dioses y sus templos, a la naturaleza. Por ejemplo, en torno a la Fuente del Juncal, junto a Complutum, encontramos el único testimonio que pervive de un gran centro romano relacionado con el ocio y lo espiritual. Fuentes, tratamientos con agua, cultos religiosos, pasiones… Se situaba en la vía romana que unía Complutum con Emérita Augusta y con Zaragoza (Cesaraugusta). Pero en el siglo IV nació un nuevo y potente centro de culto complutense también en el camino a Zaragoza, pero en la zona Este. Se desarrolló en torno a las figuras de dos niños de parecida edad: Justo y Pastor.

¿Existió una tradición complutense en torno al simbólico culto gemelar?, ¿fue sustituida por el culto a los Santos Niños? Puede que fuera una tradición reflejada en los dioses griegos Cástor y Pólux, que contaban con muchos seguidores en la antigua Roma. Este tipo de cultos pudieron nacer de la idea de buscar la perfección de los complementarios. El yin y el yang oriental, la dualidad que persigue al hombre, la conjunción de dos fuerzas contrarias. Un ejemplo lo tenemos en el sello de los Templarios: dos caballeros sobre un mismo caballo. Idea reforzada por San Bernardo, fundador del Cister. La dualidad, el bien, el mal y sus matices.

Por otro lado, es reiterativa la idea de significar la cabeza. Cortar la cabeza se puede convertir en algo más. La cabeza se desarrolla como el símbolo del culto a la sabiduría. El culto a la mente.

Y aún más, la piedra sagrada del martirio. La piedra podría simbolizar el culto a la Madre Tierra. Es como un vaso donde permanece la energía del martirio. Derramamiento de sangre, sacrificios. En la sangre estaría la verdadera fuerza, un recuerdo de los antiguos  sacrificios de sangre a los dioses en la antigüedad.

Símbolos y más símbolos. ¿Se trata de un camino iniciático hasta el santa santorum Complutense, la cripta de los Santos Niños?

Y aquí entraría en la historia la ermita de Santa Lucía. Su orientación es llamativa: al revés de como debería hacerlo un templo de origen medieval.  El presbiterio, el altar, se sitúa hacia el Oeste, no hacia el Este (Jerusalén) ¿Marca un camino hacia el interior de la iglesia de los Santos Niños? Santa Lucía (martirizada arrancándole los ojos) es el símbolo de la luz que nos guía hacia la sacralidad. Sería como una flecha que nos indicaría el camino hacia el lugar sagrado, hacia la Catedral Magistral.

En la lonja de la iglesia de Justo y Pastor, restos de tumbas medievales. Aquí estuvieron las primeras casas de los arzobispos de Toledo en Alcalá de Henares. Es la entrada a un lugar sagrado. Entramos y nos encontramos con un bello templo gótico y dentro la Virgen de Cisneros, en una columna (la de la izquierda) junto a la capilla Mayor. La Virgen es del siglo XV y de estilo gótico. El niño que sostiene la Virgen sujeta un libro y le cuenta a su madre el secreto del libro.

La Cripta de los Santos Niños es el epicentro sagrado, es el eje central del que parten las calles medievales de Alcalá de Henares. Se cubre con una cúpula en cuyo centro hay un círculo de piedra. Un círculo donde se guarda la sabiduría y la fuerza, representada por los dos leones que sujetan la piedra del martirio de los Santos Niños.

Y en la girola, en su centro, en el eje absoluto del ábside, un altar de piedra curioso y puede que misterioso. Hoy dedicado a la Virgen, antes de la Guerra Civil se dedicó a San Juan Evangelista. En el altar vemos dos figuras en forma de cariátides: la Fe y la Sinagoga, mientras preside en lo alto una figura que podríamos señalar como la Iglesia. Pero… ¿y si hubiera algo más? ¿Reminiscencias mitológicas?

Corona el altar una mujer como símbolo de la Iglesia o… la diosa Cibeles, Madre de la Tierra griega. Aparece esculpida con el cuerno de la abundancia. La cornucopia podría simbolizar el premio supremo, el gran tesoro. El cuerno, según la mitología, era la recompensa para aquel que llegaba al conocimiento supremo. A los lados de la hornacina central, las dos cariátides a modo de columnas. Una se corona con un birrete (gorro universitario de la sabiduría) y encima un libro (representaría el conocimiento universitario, científico). La otra, con bonete y encima la estrella de cinco puntas, que representaría el conocimiento exotérico, oculto, mágico. Juntas protegen el templo y la cripta. Este es el fin del camino iniciático,… aunque puede que sea el principio de un simple cuento, una leyenda nacida de la necesidad humana de justificar en lo injustificable todo aquello que no se entiende.

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