Francisca de Pedraza, un ejemplo de lucha contra la violencia de género

Francisca de Pedraza, un ejemplo de lucha contra la violencia de género

Puede que no haya nada mejor para expresar un sentimiento que la música. Que alguien sea protagonista de una pieza musical creada en su honor sólo puede hablar de la bondad, grandeza, fuerza, inteligencia o simplemente humanidad de esa persona. Me pasó al escuchar la «Suite Orquestal Francisca de Predraza», obra de Fernando Furones, y sentí que aquella mujer del siglo XVII había transcendido y se había convertido en un necesario símbolo y ejemplo para acabar con una de las grandes lacras de nuestra sociedad.

Cuando en 1612 Francisca de Pedraza contrajo matrimonio con Jerónimo de Salas puede que pensara en ser feliz. Esposa, madre, mujer educada para aceptar el guión que aquella sociedad otorgaba a la mujer con el objetivo de controlarla o de utilizarla. Pero aquel matrimonio se convirtió en una constante pesadilla.

De pequeña se quedó huérfana. Aquella gran tragedia, al menos fue mitigada por la suerte de ser admitida en el Colegio de Santa Isabel para doncellas, fundado en 1508 por el Cardenal Cisneros en el convento de franciscanas de San Juan de la Penitencia de Alcalá de Henares. Situado en la calle de San Juan, la iglesia de esta antigua institución se conoce hoy como la Casa de la Entrevista.

Al acabar su educación, las niñas recibían una pequeña dote, que les permitía elegir entre el matrimonio o tomar los hábitos. Lo cierto es que el colegio de doncellas fue excepcional para su época y permitió a sus alumnas contar con la posibilidad de al menos una mínima formación.

Quizá lo que le pasó a Francisca de Pedraza es que se sentía una persona plena, con derechos, y puede que por ello no aguantara lo inaguantable: los terribles malos tratos de su marido. Luchó, no se conformó y denunció donde pudo la injusticia de su situación: en 1619, ante la justicia civil y en 1620 y 1622, ante la justicia eclesiástica. Pero aquella sociedad no la entendió y le pidió resignación, querer al marido, paciencia, silencio.

Francisca de Pedraza no hizo lo que debería haber hecho según casi todos los que la aconsejaban, y decidió vivir, seguir luchando. En 1624, la justicia universitaria de Alcalá de Henares, en época del rector Álvaro de Ayala, dictó sentencia de separación matrimonial a su favor y obligó al marido a la devolución de la dote. Y lo más curioso, obligó también al esposo a no volver a acercarse a ella.

Un magnífico precedente de la lucha contra la violencia de género y un gran ejemplo de decisión, fuerza y valentía ante la injusticia.

La Asociación de Mujeres Progresistas de Alcalá de Henares creó en 2016 el «Premio Francisca de Pedraza» contra la violencia de género.

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