La antigua parroquia de Santiago

La antigua parroquia de Santiago de Alcalá de Henares se situó en la calle del mismo nombre, haciendo esquina con la actual calle de Diego de Torres. Aquella antigua parroquia de nuestra ciudad es hoy sólo un recuerdo, pero su ausencia es también un aviso de lo que no se debe hacer con el patrimonio que hemos heredado.

El Cardenal Cisneros decidió a finales del siglo XV transformar y cristianizar el antiguo barrio de la morería de Alcalá de Henares. Para ello, prácticamente derruyó la antigua barriada, mandando trazar a sus urbanistas una calle recta y bien trazada, digna de su época, donde vivirían los recién conversos y los también conversos moriscos granadinos llegados con toda probabilidad para ayudar a Cisneros a construir su nueva Universidad. En 1501, el Cardenal creó en el nuevo barrio la parroquia de Santiago Matamoros, una advocación seguramente intencionada, utilizando como sede el edificio de la antigua mezquita.

Una parroquia que seguro no fue aceptada con agrado por los llamados cristianos viejos, que tuvo problemas para sobrevivir y mantener un mínimo número de parroquianos y que nunca pudo competir en grandeza arquitectónica con el resto de edificios religiosos de la ciudad.

La antigua parroquia de SantiagoFotografía de Baldomero Perdigón Puebla

Una graves inundaciones que asolaron Alcalá de Henares a finales del siglo XVI dejaron muy maltrecha a la vieja parroquia que había sido mezquita, por lo que se construyó un nuevo edificio ya barroco, de una sólo nave, bóveda de cañón, cúpula sobre pechinas y torre en la parte trasera, eso sí, conservando el pequeño atrio de entrada, posiblemente un recuerdo del patio de la mezquita.

Perdió su retablo barroco en la invasión napoleónica, pero el polifacético artista Manuel Laredo pintó uno nuevo en el siglo XIX utilizando la técnica del trampantojo, es decir, plasmando en la pintura las formas y las perspectivas de un retablo real.

En 1891 dejó de ser parroquia y en 1935 fue suprimida. En 1936 perdió prácticamente todas sus obras de arte debido a la guerra civil, aunque el edificio se mantuvo. A partir de aquí todo fue a peor: se usó como almacén de trigo y cochera donde guardar las carrozas de ferias. Se quiso restaurar como parroquia castrense, un uso muy apropiado en una ciudad por entonces llena de militares. Pero en 1965 sufrió un derrumbe y al poco tiempo se derribó el edificio por completo.

Una importante pérdida que sólo sirvió para ensanchar la calle Diego de Torres y para construir un nuevo edificio que al menos respetó el volumen del atrio que precedía a la parroquia.

En diferentes obras desarrolladas en la citada calle en 1981 y hacia 1996 se encontraron restos de cimentación de la iglesia y diferentes enterramientos. Es lo único que se salvó del viejo templo, aunque al poco tiempo de su derribo ya se comenzó a pensar en levantar una nueva parroquia en la calle Torrelaguna, para dar servicio a uno de los nuevos barrios surgidos en la ciudad.

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