Fábrica de harinas La Esperanza, Alcalá de Henares, 1916

A Roberto Schatzmann, representante de una de las grandes empresas suizas, Casa Daverio-Henrici & Cie, que a principios del siglo XX empujaban hacia la modernización de Europa, le debió parecer una buena iniciativa la que le propuso el empresario Sergio Real Hernández, experto en molinos harineros que buscaba la rentabilidad económica a través de la innovación industrial. El representante suizo, nacido en 1874 en Windish, cantón de Argovia, se había convertido en un codiciado embajador comercial que dotaba de modenar maquinaría a muchos emprendedores españoles de la época. Aquellos proyectos renovadores se vieron reflejados en idustrias como las fábricas harineras de Albacete (San Fernando) o la de Alcalá de Henares. En 1916, bajo la tutela y con los adelantos técnicos de la empresa suiza, se comenzó a construir la fábrica de harinas La Esperanza. Se eligió un lugar estratégico, junto a las vías de ferrocarril, donde la familia Azaña había levantado la «Central Eléctrica Complutense».

En pocos meses, el constructor madrileño Martín Lago Pérez levantó el conjunto de edificios de la nueva fábrica, todos ellos en estilo neomudéjar, siguiendo la moda historicista de la época. El mismo año de 1916 comenzó la producción harinera, convirtiéndose en la primera industria complutense de este tipo que desarrollaba su producción gracias a una maquinaria de motores que generaban energía electromotriz.

Sergio Real Hernández, nacido en Medina de Rioseco (Valladolid) en 1868, apostó por Alcalá de Henares y por su nueva aventura empresarial. Además de la fábrica, doto a su empresa de cocheras, almacenes, silos, oficinas o la casa familiar, conservada en la actualidad. El empresario se integró en la sociedad complutense, llegando a ser concejal en 1930. Murió en nuestra ciudad en 1933.

La antigua fábrica es un tesoro heredado de aquella incipiente industrialización de principios del siglo XX que se ha conservado casi íntegro. Además, en el patio interior se conserva una edificio anterior, que formó parte de la Central Eléctrica Complutense, con fachada de ladrillo y cubierta a dos aguas.

La empresa permaneció en activo y a cargo de los herederos de Sergio Real hasta los años 70 del siglo pasado. Tras una etapa en la que pasó por diversos propietarios, acabó cerrando en 1988. El conjunto de edificios acabaron siendo adquiridos por el ayuntamiento de la ciudad, que, a partir de 1990, puso en marcha un proyecto que contemplaba diferentes usos educativos y culturales. En parte del conjunto se construyó la escuela Oficial de Idiomas y el Centro de Educación Don Juan I. A pesar de que se perdieron algunos edificios originales, estos cambios posibilitaron que se mantuviera gran parte del conjunto original.

Entre los elementos de gran valor histórico conservados, están la gran nave principal, la maquinaria original que desarrollaba un sistema motriz a través de molinos mecánicos de cuatro cilindros, los canjilones o las máquinas para separar las diferentes sémolas o harinas.

La fábrica de harina La Esperanza está incluida en el Catálogo del Patrimonio Industrial de España y fue declarada Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de interés industrial, en enero de 2023.

Fábrica de harinas La Esperanza, Alcalá de Henares, 1916

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