Alegoría de San Ignacio de Loyola en el antiguo Hospital de Antezana

El cuadro que representa a San Ignacio de Loyola en la iglesia del antiguo Hospital de Antezana se sitúa a los pies del templo. Es obra de Pedro de Valpuesta (1658) y constituye una interesante muestra de interpretación alegórica durante la Contrarreforma de una parte de la vida y la obra de uno de los principales santos católicos del siglo XVI.

En el cuadro, además de la imagen del santo con diferentes atributos (la custodia con el símbolo de Cristo y un volumen de los Ejercicios Espirituales) y con el hábito de los jesuitas, se aprecian cuatro escenas (con sus leyendas) acaecidas en el Hospital de Antezana durante el año que vivió en él Ignacio, y una leyenda general o explicativa en la parte inferior del lienzo.

Alegoría de San Ignacio de Loyola en el antiguo Hospital de Antezana

Lo que se puede ver es lo siguiente:

A la derecha del santo: 

Arriba: «Asistió a los enfermos curándoles en cuerpo en el cuerpo y en el alma»

Abajo: «Tuvo soberanas visitas y revelaciones»

A la izquierda del santo:

Arriba: «Auyentó de este lugar a los espíritus malignos de que estaba infectado»

Abajo: «Enseñó con su amor la doctrina cristiana a niños y adultos»

Leyenda al pie del cuadro: 

«San Ignacio de Loyola Fundador de la Compañía de Jesús, entró en Alcalá para estudiar philosophía año de 1526. Habitó en este Hospital de Antezana. Aquí se ocupó además de sus estudios en asistir a los enfermos curándoles en el cuerpo y en el alma. Aquí puso los primeros Fundamentos de la Compañía de Jesús juntándosele algunos compañeros, que llamaban los del sayal por andar todos vestidos de unos sacos pardos hasta los pies, descubiertas las cabezas, y el Santo fuera desto con los pies descalzos. Por lo que no agrando a los superiores eclesiásticos, se cubrió los pies y mudó el hábito de sayal él y los demás compañeros en el hábito clerical de manteo, y sotana, y bonete. Aquí dio principio el ministerio de enseñar con su amor la doctrina Christiana a niños y adultos. Al mismo tiempo que Luthero empezó a sembrar su pestilente secta en las universidades de Alemania. Aquí hizo grande fruto en las almas, dando los ejercicios espirituales, y entablando en muchos el grande fruto de los ejercicios todos de ocho en ocho días. Aquí luchó con los demonios, y al primer encuentro los ahuyentó deste hospital dejándolos en paz y amordazados. Aquí finalmente muy favorecido de Christo Nuestro Señor, y de su Santísima Madre, hizo, y padeció mucho por Christo, y su Santísima Madre»

 

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