Capilla Universitaria de San Ildefonso
La Capilla Universitaria de San Ildefonso se sitúa en la calle Pedro Gumiel, nombre del arquitecto que diseñó el templo. Su fachada se muestra sencilla, se trata de una construcción de sillería, realizada por Juan Ballesteros entre los años 1599 y 1601 sobre una de ladrillo donde, como en otras partes de la Universidad, se cumplió lo que el Cardenal Cisneros profetizó al rey Fernando el Católico, que sus sucesores trabajarían en piedra lo que él había hecho en barro. Sobre el arco de la portada, observamos un bajorrelieve que representa la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, santo al que está encomendada la iglesia y emblema de los Arzobispos de Toledo, que fueron hasta el 6 de agosto de 1811 señores de Alcalá. En la espadaña, llena de nidos de cigüeña, llaman la atención los huecos vacíos sin las campanas: el Conde de Quinto, propietario del edificio en el siglo XIX, se las llevó a colegios de Aragón. El bronce de campanas procedía de los cañones de la ciudad de Orán, ciudad conquistada por Cisneros.
El interior de la iglesia está considerado el más antiguo de los edificios universitarios, una obra que se conserva prácticamente como fue concebido en vida del fundador. Su planta de salón está compuesta por dos elementos yuxtapuestos, separados por un arco toral, que se cubren por sendos artesonados mudéjares de madera. Estas techumbres están realizadas con la técnica de par y nudillo y policromadas con dibujos «a candellieri». El diseño geométrico es de lazo de a ocho, describiéndose estrellas de ocho puntas, octógonos regulares y formas cuadrangulares. Las esquinas se rematan en ochavos decorados con el escudo de Cisneros. La transición entre el muro y el artesonado se hace sobre un friso de madera o arrocabe, decorado con cruces arbóreas y representaciones de la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, todo ello custodiado por arpías. En esta zona, también aparece una decoración de pintura mural con arcos entrelazados al estilo mudéjar.
Los muros se cubren con yesos trabajados a gubia o cuchillo. Esta técnica morisca se aplicó no sólo como elemento decorativo, sino incluso los ritmos geométricos con que se concatenan los diferentes motivos decorativos recuerdan las trazas de lacería musulmana y su característico horror al vacío. El lado de la Epístola sigue un estilo gótico tardío conocido como hispano-flamenco o isabelino. Los arcos describen formas mixtilíneas, trilobuladas, florenzadas y conopiales acompañadas por dibujos vegetales y sargas. El lado del Evangelio dibuja vanos adintelados enmarcados por pilastras decoradas “a candellieri”. Sobre ellos, prosigue la decoración geométrica caracterizada por los arcos mixtilíneos que encuadran escudos del fundador. Ambos laterales están coronados por cresterías en yeso rematadas por cruces arbóreas. Todo el conjunto está rodeado por el cordón franciscano. En los extremos de las yeserías, dos arcos rebajados sujetaban simbólicamente el coro que estaba instalado sobre cuatro columnas a los pies del templo y que desapareció en el siglo XIX.
En la capilla mayor triunfa el Renacimiento, pudiéndose apreciar elementos diversos como una fachada de vuelta redonda toledana, pilastras “a candellieri” y arcos trilobulados. Estaba separada de la nave por una soberbia reja de Juan Francés, desaparecida tras la desamortización de Mendizábal. El retablo está considerado obra de la escuela navarra de Juan de Ancheta y se atribuye a su discípulo, Ambrosio de Bengoechea. Procede de la iglesia de Quintanilla de Onésimo (Valladolid), siendo su cuerpo inferior y sagrario obra moderna que sigue la misma línea decorativa, aunque incluyendo el escudo del fundador. Sustituye al original de Juan de Borgoña que el Conde de Quinto hizo desaparecer en el siglo XIX.
En la capilla mayor se situó un magnífico cuadro, la Imposición de la Casulla a San Ildefonso. Obra de Juan de Borgoña, autor del retablo de la Almudena de Madrid y de las pinturas de la capilla mozárabe de la Catedral Primada de Toledo, acabó siendo comprada por el millonario estadounidense Algur Meadows. Tras su venida a España para buscar petróleo por tierras castellanas y ante la decepción que le produjo no encontrarlo, se propuso pasar su tiempo conociendo el arte español en el Museo del Prado. La pintura española le produjo tal impresión que decidió hacer su propia colección, entregándola a la Universidad de Dallas en 1962. Actualmente este magnífico conjunto de pintura, entre las que se encuentra el ya mencionado cuadro de Juan de Borgoña, comprado hacia 1967, forma el Museo Meadows.
La Capilla Universitaria de San Ildefonso sirvió como lugar de enterramiento para personajes ilustres de la Universidad, entre los que se encuentran los arquitectos José Sopeña y Pedro Gumiel, el célebre médico de Felipe II, Francisco Vallés, el gramático Antonio de Nebrija, gran parte de los profesores y estudiantes de los primeros años universitarios y muchos de los autores de la Biblia Políglota, sin olvidar que también estuvo enterrado el propio fundador cuyo sepulcro merece un capítulo aparte.
La belleza artística del templo hace que sea el marco ideal para bodas, privilegio que sólo disfrutan los antiguos universitarios.
En la actualidad, tras la magnífica restauración, la capilla luce en todo su esplendor. Forma parte del rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares y su uso es principalmente académico y cultural.