La calle de los Limoneros, junto a la calle Mayor de Alcalá de Henares
La calle de los Limoneros, junto a la calle Mayor de Alcalá de Henares
Según la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, una de las acepciones de la palabra «limón» es: «cada una de las varas de un coche de caballos».
Esto viene a cuento del antiguo nombre de una calle del centro histórico de Alcalá de Henares, una de las que van a parar a la gran calle Mayor porticada de nuestra ciudad. La calle en cuestión lleva en la actualidad el nombre de Ramón y Cajal, aunque, como aparece en una placa situada en la misma calle, su antiguo nombre fue «calle de los Limoneros». Es habitual que turistas y visitantes pregunten sobre el porqué del antiguo nombre de la calle, suponiendo en la gran mayoría de los casos que se debe a ser un lugar de venta de limones, es decir, del popular y ácido fruto.
Pero en este caso, el nombre antiguo de la calle responde al oficio de los carreteros, cuyos talleres se tuvieron que asentar en esta calle, siguiendo el primitivo sistema gremial que se desarrolló desde el punto de vista comercial a partir de la Edad Media.
Los gremios se establecieron en zonas o calles conformando un complejo y organizado sistema comercial y de servicios. Antiguas calles como la de los Manteros, Alojeros, Cerrajeros, Carnicerías o Herradores son el recuerdo de aquellas zonas comerciales donde los habitantes de villas y ciudades iban a comprar provisiones o a solucionar problemas relacionados con su material de trabajo o de uso doméstico. El sistema gremial duró hasta la formación de las sociedades capitalistas, dando paso a formas de comercio mucho más modernas y cercanas a las nuestras.
En el caso de la calle de los Limoneros, está claro que en su entorno se situaban talleres o establecimientos donde se fabricaban carros o se vendían piezas de los mismos, en particular los famosos «limones».
Un carro, en líneas generales, se componía de piezas como la viga o pértiga, las cadenas, aimoncillos, cabezales, garroteras, costillas o estaquillas, varales, hiniestros, traviesas, tapiales, tentemozos, levantacarros, teleras, palomillas, torno… y muchas más piezas que convertían a carros, carrozas, galeras y demás vehículos en verdaderas obras de ingeniería. Y entre las piezas del carro estaban los «limones» o «aimones», dos maderos paralelos a la viga del carro, que se ensamblaban con cadenas. Sobre los limones se apoyaban los dos cabezales del vehículo y se sujetaban las garroteras de hierro.
Un precioso nombre para una antigua calle de origen medieval en Alcalá de Henares, situada junto al gran centro comercial de la ciudad: la calle Mayor.