Colegio de Franciscanos Capuchinos de Santa María Egipciaca

El Colegio de Franciscanos Capuchinos de Santa María Egipciaca tuvo su origen en 1612. Ese año, el Arzobispo de Toledo don Bernardo de Sandoval y Rojas dió permiso a los capuchinos para fundar un colegio-convento en Alcalá de Henares. Pronto les fueron donadas unas tierras cerca del lugar conocido como «la Horca Vieja» (en la zona del campo del Ángel), donde empezaron a construir el edificio. Pero he aquí que en las susodichas tierras no se encontró nada de agua, razón más que suficiente para que rechazaran definitivamente el lugar. Sin perder las esperanzas y, ayudados por un tal Octavio Centurión, que les dio seis mil ducados, probaron a iniciar otra construcción cerca de la vega, en el camino de Burgos. Cuando comenzaron a levantar el convento corría el año de 1614.

Mientras, los frailes vivieron en unas casas que habían sido de moriscos en la antigua calle Empedrada, hoy de Don Juan I. Pero, como si de una maldición se tratara, la tierra esta vez no es que no tuviera agua, sino todo lo contrario, tenía demasiada. Esto no impidió que se construyera el nuevo edificio, que se acabó en 1618, aunque dadas las características del lugar, que producía ciénagas y terrenos pantanosos, los capuchinos sólo aguantaron allí 40 años. Después de aprendida la lección, lograron, con la ayuda económica de Fray Manuel de Vitoria (de la misma Orden), comprar en 1657 a un tal maestro Montalvo unas casas situadas en la calle de Santiago.

En 1659, don Vicente López, clérigo y vecino de Madrid, ofreció dinero a los frailes para construir el que iba a ser su definitivo convento, a cambio del patronazgo del mismo. Ellos aceptaron y el mismo año se puso la primera piedra.

Parece casi seguro que fue Pedro de Aguilar el maestro mayor que trazó y dirigió las obras, que finalizaron en 1663. La iglesia se puso bajo la advocación de Santa María Egipciaca. Es de planta rectangular con una sola nave dividida en dos por un arco toral que separa la nave de la capilla mayor: la primera cubierta con bóveda de cañón con lunetos y la segunda con bóveda de aristas. A ambos lados de la nave hay capillas en hornacina. La fachada se encuentra retranqueada respecto al edificio del convento, lo que da lugar a que se forme un pequeño compás o atrio. Sobre la portada de piedra, en una hornacina, un grupo escultórico representa a Santa María Egipciaca junto a San Zósimo celebrando la Eucaristía.

El convento, al este de la iglesia, se construyó alrededor de un patio con  arcos de medio punto sobre pilares, en la planta baja, y con ventanas, en la segunda.

El edificio sufrió el proceso de la Desamortización. El templo estuvo abandonado durante mucho tiempo, hasta que a finales del siglo XX fue restaurado y convertido en restaurante (La Cúpula). El convento, del que se cayó el ala del patio que da a la calle de Santiago, pasó a ser vivienda particular e incluso llegó a transformarse en balneario urbano, al que llamaron Neptuno. Actualmente, propiedad del Ayuntamiento de Alcalá de Henares, se encuentra en restauración para usos municipales.

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