Pedro García Carrero, la fama de un médico complutense
Otro de los grandes médicos que pasaron por las aulas de Alcalá de Henares que confirma la importancia de los estudios de medicina en la antigua Universidad. Se trata de Pedro García Carrero. Este riojano nacido en Calahorra hacia 1555, fue un magnífico estudiante complutense de medicina. Una vida de estudiante que siguió de manera rigurosa el esquema educativo de la Universidad. Su proceso educativo le llevó a conseguir en 1577 los títulos de maestro en Artes y bachiller. Más tarde, en 1581, consiguió uno de sus sueños, ser licenciado en Medicina, y poco después, en 1582, llegó a alcanzar el grado de Doctor en la misma materia.
Vivió perfectamente integrado en la vida universitaria de Alcalá de Henares, primero como estudiantes y más tarde como profesor. Entre 1580 y 1586 ejerció como catedrático de Vísperas y entre 1586 y 1615 como catedrático de Medicina.
Su fama hizo que fuera nombrado médico de cámara de Felipe en 1615. Se convirtió en una de las figuras más respetadas de la medicina española entre los siglo XVI y XVII. Su relación con la Casa Real continuó con Felipe IV y también con el cargo de médico real.
Entre sus discípulos, que llegaron incluso a escribirle poesías laudatorias, estuvieron grandes figuras de la medicina de la época, como Francisco Leiva y Aguilar, Juan de Villareal, Juan de Barrios o Pedro Miguel de Heredia.
Su obra oscila entre la teoría médica histórica, comentando las ideas de Galeno a través de «De Locis affectis» y la práctica médica, tratando temas como la patología, la fisiología o la anatomía, aunque sobfre todo destacó en su conocimiento de las enfermedades del sistema nervioso.
Entre sus obras destancan las «Disputaciones medicae super libris Galeni De Locis affectis, publicado en Alcalá de Henares (oficina de Justo Sánchez Crespo) en 1605, o las Disputationes Medicae super feu primam libri primii Avicenae, también publicada en alcalá de Henares (Gracián) en 1611.
Aunque sus libros se siguieron publicando hasta su muerte en 1628, su fama y sus teorías fueron decayendo, hasta el punto de morir completamente arruinado y en una casa de caridad de Madrid.
Pedro García Carrero, la fama de un médico complutense
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