Los Santos Niños Justo y Pastor
Los Santos Niños Justo y Pastor son la representación, desde un punto de vista puramente local, de la expansión del cristianismo en Hispania. Una expansión que fue lenta y tardía, y que en un principio, al igual que en el resto del Imperio, solamente se dio en las ciudades y en las capas sociales formadas por esclavos, libertos y comerciantes. La nueva religión no fue muy bien recibida en el jerarquizado mundo romano. Sus ideas, de tipo universalista, ejercieron una importante acción desintegradora en la sociedad tradicional romana, por ejemplo, atacando a la base misma de la cohesión ideológica y política del Imperio al no aceptar el culto al emperador.
Esto provocó que, sobre todo a partir del siglo III, se dieran persecuciones contra los cristianos. Precisamente va a ser a partir de este siglo cuando empiecen a aparecer en la Península verdaderas comunidades cristianas organizadas, principalmente en ciudades muy romanizadas, localizadas en importantes zonas comerciales. En este momento, como prueban los cánones del Concilio de Elvira, celebrado a comienzos del siglo IV, el cristianismo había ya profundizado en las más diversas clases sociales, desde prostitutas hasta miembros de las oligarquías municipales. Entre las reacciones que tuvo el Imperio ante estos hechos estuvieron los diversos edictos por los que se prohibía la práctica del culto cristiano.
Uno de los edictos más transcendentales fue el promulgado por Diocleciano (284-305) en Nicodema el año 304. La condena contra los que no abjuraran de su religión era la pena capital. Esto provocó un reguero de mártires por toda la Península, que pronto fue aprovechado por las autoridades cristianas para crear importantes centros de culto. Estas persecuciones también llegaron a Complutum y es aquí donde comienza el mito sobre dos niños que fueron martirizados en la ciudad en el año 305. Realidad o leyenda, parece ser que el Pretor Publio Daciano ordena la degollación de estos niños a las afueras de la ciudad en lo que luego se llamó Campo Laudabile. Esto hizo que se aprovechara el hecho para crear, con el tiempo, un culto en torno a ellos, que fue en aumento principalmente a partir del edicto decretado por Constantino en el 311 por el que se permitía la libertad religiosa.
Una prueba de este culto a dos niños está documentada gracias a la iniciativa de un aristócrata galo cristianizado, llamado Paulino de Nola. Vivió en España entre los años 389 y 393 y se casó con una hispana llamada Teresia. Lo importante para nosotros que el matrimonio tuvo un hijo llamado Celso, que murió al poco tiempo de nacer, y que su padre quiso enterrar en Complutum junto al sepulcro de unos mártires de los que ni siquiera se conocía el nombre en ese momento.
Este posible desconocimiento se demuestra leyendo el Carmen XXX de Paulino de Nola, donde no se hace referencia a cómo se llamaban los dos niños, por lo que es probable que los nombres con los que se conoce a los mártires, Justo y Pastor, les fueran dados después de estos hechos. En este sentido, es muy interesante una obra del poeta hispano Prudencio, titulada Peristephanon, publicada en el año 405, donde, en el Himno IV, ya sí se hace una clara referencia al nombre de los Santos Niños: “Complutum se gozará en llevar en su regazo la sangre de Justo y Pastor, dos cuerpos, dos sepulcros, dos tesoros.” Lo cierto es que Paulino y Teresia, al enterrar a su hijo junto a los mártires, se convierten en precursores de su culto, que se vio incrementado cuando, en torno al 414, el obispo de Toledo, Asturio, descubre las reliquias y reconstruye un «martyrium» o «cella martyris» en el lugar del hallazgo.
El lugar del martirio se va a convertir desde entonces en el corazón de la «nueva» Complutum, que se llegará a conocer en época medieval como Burgo de Santiuste. Pero pronto la villa medieval elegirá como nombre definitivo el que le dieron los musulmanes cuando se situaba junto al monte Ecce Homo: Alcalá de Henares. Sobre el lugar del martirio se sucedieron diferentes templos, hasta que el Cardenal Cisneros mandó construir la actual iglesia Catedral Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor a finales del siglo XV.
Bajo la capilla mayor, en la cripta del templo, se conserva la piedra sobre la que fueron decapitados y una bella arca de plata del siglo XVIII con parte de sus restos. Son los patronos de Alcalá de Henares y su festividad se celebra el día 6 de agosto.