LAS CAPILLAS DE LA CATEDRAL MAGISTRAL DE ALCALÁ DE HENARES
Las Capillas de la Catedral Magistral de Alcalá de Henares son un ejemplo de que, a pesar del tiempo, reformas y destrucciones, el interior del templo conserva sus líneas ejemplares de arquitectura gótica del siglo XVI, siguiendo en pequeño la planta inscrita de la Catedral de Toledo, incluso en los tramos de la girola que alternan nervaduras en cruz y en Y griega.
La amplia perspectiva del templo se debe a su desnudez, por la desaparición del coro y de importantes elementos ornamentales y artísticos en el año 1936. Su forma puede adscribirse ahora al tipo de salón, con crucero inscrito con tres naves principales: la central más amplia, con bóvedas de terceletes, las laterales con bóveda de crucería. Todas ellas sobre esbeltos pilares nervados.
Nave de la Epístola
Recorramos el templo comenzando por las capillas situadas a nuestra derecha, en la nave de la Epístola. La primera, construida aprovechando el hueco de la torre, cuenta con una portada renacentista en la que podemos contemplar la figura de San Juan Evangelista. En la actualidad permanece sin culto, albergando la recepción de visitas a la Catedral-Magistral. Es conocida por su antiguo nombre: Capilla del Tránsito de Nuestra Señora. En el siglo XIX se llamó del Ecce-Homo.
A continuación encontramos la Capilla que acoge la Parroquia de San Pedro. De hecho constituye una iglesia dentro de otra. Fue levantada entre 1622 y 1629 gracias al abad Bernardo de Ávila y Vera. Destaca su portada de granito trabajada al estilo herreriano. En su interior, una sencilla arquitectura barroca con bóveda y cúpula de media naranja. En el lateral derecho se abre una interesante portada, obra de Rodrigo Gil de Hontañón, que enmarca la puerta de acceso a la escalera de la torre, cuyo primer tramo se desarrolla en forma helicoidal de gran armonía. En el frontón campean dos altorrelieves coloreados, recientemente restaurados, de los Santos Justo y Pastor. En el mismo lado derecho se abre un espacio que alberga la pila bautismal de piedra y una imagen de San Pedro sentado en la cátedra.
La actual Capilla de la Virgen del Val perteneció en su origen a la familia García Álvarez de Madrid. Cobija a la patrona de la ciudad, de la que es también alcaldesa y doctora de su Universidad desde el siglo XVIII. Lo atestiguan las dos medallas que lleva sobre el manto. La actual imagen de la Virgen es una réplica de la original de alabastro, del siglo XIII, destruida durante la Guerra Civil de 1936. Es muy interesante contemplar las pilastras y el arco de yeserías, que decoran la portada en estilo plateresco, con bastantes detalles en las primeras que recuerdan personajes amerindios, semejantes a los que pueden verse en iglesias hispanoamericanas. La reja es igualmente interesante y es de estilo plateresco. En el siglo XVII esta capilla se dedicó a la Virgen del Pilar y el padre Lecanda la adscribe a la Anunciación.
La actual Capilla de San Diego de Alcalá contó originalmente con la advocación de la Crucifixión. Conserva hoy los restos incorruptos de este santo franciscano nacido hacia 1400 y muerto aquí en 1463, siendo canonizado en 1588. La urna de plata, regalo de Felipe II, se abre solamente el día 13 de noviembre, con motivo de la festividad del santo, exponiéndose su cuerpo incorrupto a la veneración de los fieles ante el altar mayor de la Catedral, que no es otro sino el altar de madera utilizado en su canonización en Roma. En el siglo XIX esta capilla se llamó de la Soledad.
La siguiente Capilla perteneció al patronato del Hospital de Santa María la Rica, cuyos cofrades Pascual Pérez y su mujer doña Antona se hicieron enterrar allí, colocando también sus estatuas, hoy desaparecidas. La reja es del siglo XVIII. Desde 1985 está dedicada a Nuestra Señora de la Cabeza, mientras que en el siglo XVII estuvo dedicada a Nuestra Señora de las Angustias.
A continuación está la Capilla de San Ignacio, cubierta con cúpula barroca sencilla. En la actualidad alberga una talla del Salvador, Jesús resucitado.
La Capilla mudéjar que sirve de acceso al claustro fue lugar de enterramiento -en sepulcro gótico- del capellán Pedro López de Alcalá. Está cubierta por una interesante techumbre de yeserías que imitan las líneas de los artesonados mudéjares en madera. Francisco Lopera, en manuscrito de 1936, sitúa aquí la Capilla del Tránsito, denominación coherente con su función de paso al claustro catedralicio, que alberga hoy un Centro de Interpretación y el Museo. El citado Lopera menciona una desaparecida imagen de Jesús entrando en Jerusalén montado sobre la borriquilla y otra imagen de la Virgen del Consuelo, así como un lienzo del patriarca San José.
Por la girola
El paseo tropieza con una sorpresa excepcional: la recuperación de las portadas y la escenografía de las tres capillas antiguas desaparecidas a principios del siglo XX. Se trata de las Capillas de la Piedad, la Asunción y San Ildefonso. La desaparición señalada podría llevarnos a recordar la famosa frase «quod non fecerunt barbari fecerunt Barberini», ya que la barbaridad se cometió entre 1901 y 1936, durante la restauración encomendada al arquitecto Cabello Lapiedra. Evocan ahora las capillas unos trampantojos realizados por Ramón Canopico en 2003.
El eje absoluto del ábside lo ocupa un altar, que hoy preside una modesta imagen de la Virgen. Tiene al altar dos figuras en altorrelieve: la Fe y la Sinagoga, mientras preside en lo alto una figura que podríamos señalar como la Iglesia. Estuvo dedicado a San Juan Evangelista.
Frente a este altar, el reciente (2016) sepulcro del Cardenal Cisneros, obra de Julio López Hernández. Un magnífico relieve de bronce donde podemos ver los símbolos que hicieron de Cisneros uno de los hombres más importantes de la España de los siglos XV y XVI.
Una de las joyas de la girola es el sepulcro plateresco en alabastro del canónigo Gregorio Fernández, protector e impulsor del monasterio, hospital y convento de San Juan de la Penitencia, donde fue enterrado, trasladándosele después a este lugar.
A continuación, en el antiguo altar que estuvo dedicado a San Judas Tadeo cobija una moderna talla (2017) del mismo santo.
Nave del Evangelio
Las restantes capillas que se abrían en la nave del Evangelio fueron eliminadas en la reforma iniciada en 1901. Una de ellas estuvo dedicada a la Crucifixión, la otra a Nuestra Señora de las Maravillas. En la actualidad son evocadas por los trampantojos.
El último hueco lo ocupa la actual Capilla del Cristo de la Agonía, enmarcada por el arco y las columnas adosadas de entrada a la antigua Capilla de los Contreras, procedente del derribo del Convento de San Diego, en el siglo XIX. Su deterioro se debe al incendio provocado el 21 de julio de 1936. La figura del Cristo, muy venerado en Alcalá, es obra de Tomás Casado Herrero y fue realizado en 1963.
Frente a esta capilla se alza uno de los magníficos pilares góticos del templo. En una de sus caras interiores encontramos un pequeño tondo con una cabeza de Jesús de estilo siriaco, con dimensiones en torno a los 25 centímetros, de una gran belleza. Sobre el rostro leemos las siglas JHS y bajo ella encontramos una cruz sobre triángulo trinitario.
Enrique M. Pérez