La Universidad de Alcalá de Henares en 1702, por William Bromley
William Bromley fue un político inglés de origen aristocrático que vivió entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. De ideología conservadora, formó parte de la Cámara de los Comunes inglesa que, a partir de 1707, tras la unión de Inglaterra y Escocia, pasó a denominarse Cámara de los Comunes de Gran Bretaña. Fue presidente de la cámara entre 1710 y 1714, entre otros cargos políticos. Como parte de su etapa de formación, al igual muchos hijos de familias de clase alta europea, realizó el denominado Grand Tour, que le llevó por diferentes países de Europa.
En 1702, publicó un volumen titulado «Varios años de viajes por Portugal, España, Italia, Alemania, Prusia, Suecia, Dinamarca y las Provincias Unidas», y es aquí donde aparece una curiosa cita sobre Alcalá de Henares y su Universidad:
«Fui de Madrid a Alcalá de Henares, llamada en latín Complutum. Con este nombre se ha hecho célebre en el
mundo de la sabiduría, pues los complutenses descollaron por sus escritos filosóficos.
Es esta una de las universidades más célebres de España. Ha sido fundada por el gran Cardinal Ximenez y, excepción hecha de Salamanca, es la más grande. Hay aquí muchos colegios y conventos. La arquitectura de la ciudad es muy corriente.
El gran colegio, llamado la Universidad, fue construido por aquel gran guerrero y prelado que fue el Cardenal. En este colegio están las facultades donde se celebran todos los actos públicos y las disputas. Los nombres de los
otros colegios son los siguientes: el Colegio de la Madre de Dios, el Colegio de Málaga, el de las Trilingüe, el
Colegio del Rey, el Colegio de Mena, el Colegio Manrique, el Colegio de San Clemente, el Colegio de Lugo, el Colegio de Aragón, el Colegio de los Verdes, el Colegio de san Ambrosio y el de santa Catalina, el Colegio de
san Denis, el de los Rufinos, el Colegio de san Jorge, construido por un conde portugués para uso de los irlandeses y generosamente dotado. La intención era alojar en él a unos treinta estudiantes, pero murió el conde y la obra no se terminó nunca. Sucedió, sin embargo, que el Rey se apropió de la mayor parte de las rentas. En ese momento sólo tenía ocho estudiantes, quienes vivían con escasos medios. Cuando vienen por primera vez al Colegio se obligan, mediante juramento, a volver a predicar el Evangelio en alguna región del norte, después de siete años.
También están los Colegios de san Pedro y san Pablo y el Colegio de los Gramáticos. Oí algunas de sus disputas, que me parecieron un poco raras, pues quien contestaba, después de repetir el silogismo de su contrincante, no hacía la distinción en latín, sino en su lengua materna».
La Universidad de Alcalá de Henares en 1702, por William Bromley
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