Ida Vitale, Premio Cervantes 2018
«Sólo acepto este mundo iluminado / cierto, inconstante, mío. / Sólo exalto su eterno laberinto / y su segura luz, aunque se esconda. / Despierta o entre sueños, / su grave tierra piso / y es su paciencia en mí / la que florece» (del poema «Este Mundo»)
Ida Vitale es poeta y me gusta lo que dice, es la gran poeta de un mundo que sólo acepta iluminado. El 23 de abril de 2019 le va a ser entregado, en una bella ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, el Premio Cervantes 2018.
Para los que sepan poco de ella, nació en 1923 en Montevideo (Uruguay), como muchos y muchas de su país, hija de inmigrantes italianos amantes de la cultura, un amor trasmitido con intensidad que la hizo ser poeta, además de leer y analizar libros, ser profesora, ensayista y hasta traductora, pero quizá sobre todo poeta, de aquella generación americana que llaman del 45, cuando jóvenes escritores que conocieron a Juan Ramón Jiménez, vertieron su punto de vista sobre la vida, el ser humano, la naturaleza y la no naturaleza con el objetivo de buscar respuestas. Dicen que su poesía es esencialista, pero también algo mágica, simbolista, como gusta en América, heredera de ese realismo mágico de tan hondas raíces, que se desarrolla en un lenguaje bello y modelado con perfección.
Mujer comprometida con la cultura, la sociedad, la vida, participó en revistas como Clinamen o en la dirección de la página literaria del diario Época. Y vivió también el exilio (entre 1973 y 1984), empujada por una dictadura militar que la llevó a México, un país glorioso en la literatura donde encontró la amistad de Octavio Paz, que la ayudó a incorporarse plenamente al mundo cultural y educativo mexicano.
Cuando acabó el tiempo oscuro en su país, regresó (1984) y ayudó todo lo que pudo al resurgir cultural uruguayo (entre otras actividades, dirigió la sección cultural de la revista Jaque). Y luego, a los dos años de llegar a su tierra, Estados Unidos, Austín (Texas), buscando con su segundo marido, el también poeta Enrique Fierro, un paraíso propio que les duró 30 años. Entre tanto, idas y venidas a Montevideo, reflexión, docencia, arte y el nombramiento como doctora honoris causa por la Universidad de la República en 2010, y así hasta 2016, cuando ya viuda regresó definitivamente a Uruguay.
Una gran escritora que ha recibido muchos reconocimientos, como el Premio Octavio Paz (2009), el Premio Alfonso Reyes (2014), el Premio Reina Sofía (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016) y el Premio Max Jacob (2017) . Y en 2018, la máxima distinción y reconocimiento a un creador en la lengua española: el Premio Cervantes de literatura, queriendo valorar, según dice el jurado, uno de los lenguajes «más reconocidos en español».
Enrique M. Pérez