El hotel de don Marcelino Clos en Alcalá de Henares

El hotel de don Marcelino Clos en Alcalá de Henares

Entre el Paseo de la Estación y la calle Zuloaga se conserva uno de los pocos ejemplos que quedan de una arquitectura que quería emular, a partir de su eclecticismo, las maneras de las formas palaciegas y representativas de épocas pasadas. Los estilos neomudéjar, neogótico o neorrománico se mezclaban con formas decorativas y motivos arquitectónicos que hacían presagiar el triunfo de estilos como el modernismo o el regionalismo.

Un caso, sencillo y de líneas muy conservadoras, es el que se conoce como «Hotel de don Marcelino Clos», situado en el paseo de la Estación, aunque con entrada principal en la actual calle Zuloaga. Dos plantas, patio, luz, mucha luz, y una decoración interior diáfana, noble y práctica se uniría a sillas estilo imperio, consolas, muebles auxiliares de madera y estancias tan útiles como los baños o la cocina. La sociedad burguesa de finales del siglo XIX adoptó con lógica todo aquello que podía representar, desde el punto de vista externo, su creciente importancia.

El hotel fue mandado edificar por un hombre importante en aquella decadente Alcalá de Henares que comenzaba a recuperarse del duro golpe de la pérdida de la Universidad. El estamento militar había sustituido a los profesores y estudiantes, y las calles complutenses se llenaban de jóvenes militares que despertaban a partes iguales cariño y desconfianza entre los alcalaínos. Aquella sociedad que resurgía en su escala superior en instituciones como el Círculo de Contribuyentes, que se llenaba de cafés de moda, que experimentaba los primeros intentos de industrialización y que vio llegar con alegría el ferrocarril, también se tuvo que acostumbrar y asumir su carácter militar.

Muchos de los antiguos colegios universitarios pasaron a ser cuarteles, se crearon por parte del ejército infraestructuras nuevas que en algunos casos provocaron derribos dolorosos (como el que sustituyó el convento de Santa María de Jesús por el cuartel del Príncipe…). Poco a poco Alcalá de Henares se convirtió en una gran guarnición militar. Y es aquí donde debemos situar a don Marcelino Clos y Eguizabal.

Don Marcelino Clos pertenecía a esa especie de aristocracia miliar que se reservó un importante papel en la vida de nuestra ciudad. Instituciones como el Casino Militar en la plaza Mayor (o del Mercado o de Cervantes) reforzaban la idea de clase y proporcionaban a los miembros de la alta jerarquía militar la posibilidad de desarrollar una vida acorde a su estatus social. Hombre de carrera militar, ocupó importantes puestos: en 1854 aparece como primer comandante del Segundo Batallón del Regimiento Mallorca, nº 13; en 1856, es teniente coronel del Batallón de Cazadores de Mérida, nº 19; en 1865, aparece con el título de Brigadier… Su condición de militar le tuvo que relacionar con Alcalá de Henares, de donde tuvo que surgir la idea de construir en la ciudad un hotel a la moda en una de las nuevas zonas urbanas de mayor prestigio en la época: el paseo de la Estación.

El proyecto del hotel se encargó a Esteban Esteban Latorre en 1880 y estuvo terminado pronto. Pero parece ser que no lo ocupó demasiado tiempo don Marcelino Clos. En el padrón de 1881 y 1885, aparece alquilado a un miliar retirado (Subintendente) llamado Jacinto de Urquiza del Castillo, que vivía con su mujer, Cayetana Baquedano y Mariño (ambos nacidos en Badajoz) y su hija Luisa de Urquiza Baquedano, nacida en Alcalá de Henares.

Don Marcelino Clos y Eguizabal estuvo casado con doña Juana Chic y Rojas (fallecida en 1887 cuando él era General de División). Tuvieron cuatro hijos:  Matilde, Federico, Concepción y Marcelino.

En 1887, el Ministerio de Guerra decretó el cese del Mariscal de Campo don Marcelino Clos como vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina.

En la Gaceta de Madrid de 12 de abril de 1878 aparece este comunicado: «RIFAS. Habiendo dejado de trascurrir el tiempo prefijado en la Real Ordenanza de 15 de mayo de 1876 sin que D. Marcelino Clos y Eguizabal, vecino de esta Corte, satisfaciese a la Hacienda cantidad alguna por el impuesto correspondiente a la rifa de una finca situada en la ciudad de Alcalá de Henares, para cuya celebración fue autorizado por orden de 30 de junio último, publicada en la Gaceta de Madrid del día 3 de Julio siguiente, esta Dirección General ha acordado declarar caducada la expresada orden a tenor de lo que dispone la de 13 de mayo antes citada. Lo que se anuncia para conocimiento del público. Madrid 9 de abril de 1878…»

El hotel de don Marcelino Clos pasó por varias manos hasta que fue salvado de la especulación, comprado y rehabilitado en 1987 por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Se le dio el uso de Centro Municipal de Mayores con el nombre de Cervantes y allí sigue, con su fachada recién restaurada, como un sencillo y bello ejemplo de una manera de entender la arquitectura a finales del siglo XIX.

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