Menahem ben Aharón ibn Zerah en Alcalá de Henares

Menahem ben Aharón ibn Zerah en Alcalá de Henares

Una familia destrozada, así comienza la historia de un judío español del siglo XIV que acabó viviendo en Alcalá de Henares y muriendo en Toledo. Una Europa turbulenta, donde los judíos acababan siendo el chivo expiatorio de todas las desgracias. Enfermedades, hambrunas, crisis políticas y religiosas, la sociedad medieval se acostumbró a echar la culpa al judío de todo lo malo que le pudiera suceder. Desde luego, se les acusó de ser los culpables de la gran peste negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV. Se acusó a los judíos de haber intoxicado pozos y se llegaron a organizar multitud de progromos terribles que acabaron con comunidades judías completas en muchos lugares del continente.

La historia de la familia comenzó con un judío francés, llamado Aaron ben Zerah. Fue desterrado por el rey Felipe IV de Francia en 1306 por…. (busquen la excusa que quieran) y acabó viviendo con su familia en Navarra, en lo localidad de Estella, donde se asentaba una floreciente judería. Allí vivió unos 20 años, nacieron sus hijos, pero también fue el lugar de un nuevo horror que acabó con su asesinato, el de su esposa y el de cuatro de sus hijos, el 5 de marzo de 1328. Un franciscano llamado Pedro de Olligoyen perdió el juicio, convenció y organizó a miles de personas bajo lo que llamó «los matadores de judíos» y lo que ocurrió es fácil de imaginar: exaltados, integristas, enloquecidos que acabaron torturando y asesinando a cientos de personas en Estella, en San Adrián y en Funes.

Por suerte, escapó su hijo Menahem ben Aharón ibn Zerah, nacido en Estella en 1308. Se dice que un caballero amigo de su padre se apiadó del joven, que había sido torturado casi hasta morir. Pero se salvó y decidió salvarse y salvar su vida y las tradiciones de su comunidad. Se formó con el predicador y cabalista Joshua Ibn Shu´aib, y se fue a seguir con su formación y a prosperar en la importante judería de Alcalá de Henares. Aunque parezca contradictorio, protegidos por los arzobispos de Toledo, los judíos del territorio toledano desarrollaron en aceptable libertad su ideas religiosas, filosóficas e iniciáticas. Menahem ben Zerah, posiblemente acogido en Alcalá de Henares como un héroe, entró bajo la protección del rabino Joseph ibn-´Aish y tuvo como maestro al prestigioso talmudista alemán Judah ben Asher. En 1361, se cumplió uno de los grandes sueños de Menahem: ser rabino de Alcalá de Henares, cargo que ocupó ocho años.

Todo parecía ir bien, hasta que la primera Guerra Civil Castellana, entre Pedro I y su hermano bastardo Enrique II (el primero de la casa de Trastámara), comenzada hacia 1367 (batalla de Nájera), acabó con los proyectos alcalainos de Menahem y tuvo que huir a Toledo, donde fue protegido por el poderoso Samuel Abravanel (tesorero de Enrique II y de Juan I que se acabó convirtiendo al cristianismo). En la gran capital arzobispal siguió sus estudios y vivió Menahem ben Zerah hasta su muerte en 1385, siendo arzobispo Pedro Tenorio.

Su obra más conocida fue «Zedah la-Derek», un códice legal judío donde el autor se dejó llevar por un camino intermedio entre la ortodoxia religiosa y la ética, buscando razones a las regulaciones judías contenidas en los textos sagrados de su religión. Una mezcla entre lo religioso, lo ético y lo práctico a la hora de seguir los principios del judaísmo. La obra, dividida en cinco partes (con un total de 372 capítulos o secciones), se considera renovadora en el marco de la ortodoxia judía de su época.

La escribió en honor a su protector, Samuel Abravanel, y en ella no se olvidó de describir los terribles sucesos que llevaron a la muerte de sus padres y sus hermanos en Estella.

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