JUAN HUARTE DE SAN JUAN
LOS ORÍGENES DE LA PSICOLOGÍA
La Universidad de Alcalá de Henares en el siglo XVI
«Los orígenes de la psicología. Alcalá de Henares» presenta a uno de los médicos más importantes salidos de las aulas complutenses: Juan Huarte de San Juan.
El patrimonio de Alcalá de Henares lo es principalmente gracias a su legado cultural. Multitud de intelectuales de los siglos XVI, XVII y XVIII, tuvieron en las aulas complutenses el punto de referencia de gran parte de los avances científicos que se desarrollaron en el mundo universitario español. En este sentido, quisiera recordar a un hombre que, como un monumento, dejó impregnadas las aulas universitarias de Alcalá del trabajo, serio y riguroso, de una persona profundamente culta. Se trata de Juan Huarte de San Juan.
Nació, reinando por aquel entonces Carlos I, hacia 1529 en una ciudad navarra llamada San Juan del Pie del Puerto (actualmente, y después de ser cedida por Felipe IV tras firmar, en 1660, la Paz de los Pirineos, se encuentra en territorio francés). Desde los tiempos del emperador, la plaza estuvo sujeta a los caprichosos vaivenes nacidos de las relaciones hispano francesas. Debido a este hecho, la familia de Juan Huarte, muy españolista, la abandona hacia 1530, trasladándose a tierras de Castilla y estableciéndose en la ciudad de Linares (Jaén). Allí, Juan aprendió las primeras letras, pasando más tarde a la Universidad de Baeza, hasta que, por fin, ya con el título de Bachiller en Artes, se matriculó, en 1553, en la Universidad Complutense. Y en ella estudió, aprendió y acabó por conseguir los títulos de Bachiller (1555) y Doctor (1559) en Medicina.
Juan Huarte de San Juan en Alcalá de Henares
¿Por qué escogió Alcalá? Puede que por contar con los métodos más avanzados y los mejores profesores de medicina o, simplemente, por estar lejos de su casa e intuir que esta circunstancia podía ser positiva para su formación. De esta manera, Juan Huarte supo valorar algo tan obvio como la necesidad de buscar la propia personalidad lejos del nido familiar: “Ha de salir el muchacho de casa de su padre, porque el regalo de la madre, de los hermanos, parientes y amigos que no son de su profesión, es grande estorbo para aprender. Esto se ve claramente en los estudiantes naturales de las villas y lugares donde hay universidades, ninguno de los cuales, si no es por gran maravilla, jamás sale letrado. Y puédese remediar fácilmente trocando las universidades: los naturales de la universidad de Salamanca estudiar en la villa de Alcalá de Henares, y los de Alcalá en Salamanca”.
Con su título bajo el brazo, acabó por ejercer la medicina en Baeza, donde vivió con su mujer y sus siete hijos, acabando sus días hacia 1588.
Éste fue el arquitecto de una monumental obra a la que tituló “Examen de ingenios, para las ciencias. Donde se muestra la diferencia de habilidades que hay en los hombres, y el género de letras que a cada uno responde en particular”, que dio a conocer en el invierno de 1575. El valor de esta obra nace de la manera en que fue cimentada sobre unos principios de claro carácter científico, como aquel referido a la que llamó “gente vulgar” que “al ignorar el orden y concierto que puso Dios en las cosas naturales el día que las crió, y por amparar su ignorancia con seguridad y que nadie les pueda reprender ni contradecir, afirman que todo es lo que Dios quiere y que ninguna cosa sucede que no nazca de su divina voluntad”. Personas que achacan todo a Dios y que son incapaces de entender el “discurso de las causas naturales ni de que manera producían sus efectos”… “…a Dios se le deben atribuir los milagros”, pero en la naturaleza hay que buscar “aquellos (efectos) que tienen causas ordenadas de donde suelen nacer”.
Sobre ideas tan elementales y sólidas como éstas, construye una obra de quince capítulos, donde reflexiona sobre los más variados temas referidos al hombre y sus famosas circunstancias. Prácticamente va tocando todos los aspectos de la psicología humana: la disposición para las ciencias o el arte, las diferencias temperamentales, las distintas capacidades intelectuales, la inmortalidad de un alma dependiente, en el fondo, del cuerpo, las maneras de educar los padres a sus hijos y su influencia en el desarrollo de la personalidad, sugerencias para la elección de la pareja, las maneras de prepararse para la concepción, los primeros cuidados del niño o el papel de la mujer en la sociedad.
Juan Huarte de San Juan dejó edificado un gran monumento tras su paso por Alcalá y quizá por ello se le pueda recordar de muchas maneras, como esa que le nombra “Patrón de la Psicología Española”, aunque, por encima de todas, puede que la mejor forma de definir su obra sea simple y llanamente con la palabra científica.
Enrique M. Pérez