La vieja estación de ferrocarril de Alcalá de Henares
La vieja estación de ferrocarril de Alcalá de Henares
Desde que llegó el ferrocarril a Alcalá de Henares en 1859 la ciudad ha contado con el transporte ferroviario como una de sus bases de desarrollo económico y demográfico. También su urbanismo se vio modificado a partir de los nuevos ensanches nacidos en torno al ferrocarril, naciendo avenidas como el paseo de la Estación, que aún hoy forma parte fundamental del entramado urbano de la ciudad. De aquella época era la primitiva estación de Alcalá de Henares, puede que sencilla, pero bella y arraigada en el estilo ecléctico y con cierta influencia mudéjar propio de finales del siglo XIX. El viejo reloj, las taquillas, la sala de espera, los soportales con sus columnas metálicas, los arcos de salida al andén… un conjunto sencillo, pero armónico, sin pretensiones y, aunque alejado de la monumentalidad de otros grandes proyectos (como las estaciones de Aranjuez o Toledo), al menos no desentonaba en el paisaje histórico de Alcalá de Henares.
Todo aquella zona creció como un ensanche urbano, un paseo, arbolado, con bellas fincas de las que aún restan algunas como la que en parte conforma el Palacio Laredo (Quinta La Gloria). Pero el progreso hizo que la especulación inmobiliaria mandara, que se sustituyeran palacetes y casas de recreo por edificaciones en altura y que el encanto decimonónico diera paso a una simple avenida que, eso sí, cuenta con algunos tesoros como el referido Palacio Laredo o las Adoratrices.
La vieja estación dejó de ser práctica y funcional, se necesitaban infraestructuras nuevas y más capacidad para la nueva población, y, además, estaba en muy mal estado de conservación. La solución fue la más fácil y la menos cuidadosa y sensible con nuestro patrimonio: demoler la antigua estación (estaba donde hoy se sitúa el monumento a las víctimas del 11 de marzo de 2004) y en su lugar construir al lado el actual artefacto sin ningún valor arquitectónico que se proclama como la estación de Alcalá de Henares, inaugurado en el 9 de febrero de 1989. Un desastre poco digno de una ciudad Patrimonio de la Humanidad y que esperemos que algún día tenga solución.