Carta de protección a la Universidad de Alcalá, Juana I de Castilla

Una ruta de la reina Juana I de Castilla por Alcalá de Henares nos llevaría a través de una villa arzobispal que comenzaba a contar con una intensa vida universitaria. En 1499, el cardenal Cisneros, con la autorización de Alejandro VI, había fundado la Universidad de Alcalá. Las primeras y necesarias obras y la novedosa planificación urbana iban mostrando el camino de una gran transformación urbana, educativa, social y patrimonial que convertiría a Alcalá de Henares en la primera ciudad universitaria de la Edad Moderna. En 1508 comenzaron oficialmente las clases, pero la gran transformación no había hecho más que empezar. En aquel ambiente de grandes obras y mucha ilusión se movió Juana de Castilla en Alcalá de Henares. El 10 de marzo de 1503 nació en el palacio Arzobisopal su hijo Fernado, que llegaría a ser emperador; va a ser bautizado en un templo recién renovado e inconcluso, la entonces colegiata de los santos Justo y Pastor. Posiblemente la futura reina conoció el proyecto de Cisneros de primera mano, es más que probable que comentara con el Cardenal sus detalles y características, y hasta puede que le aportara algunas ideas sobre cómo desarrollar su nueva y deslumbrante ciudad universitaria.

A pesar del trágico destino que esperaba a Juana, no se olvidó de su paso por Alcalá de Henares. Su vinculación con Cisneros y con su proyecto educativo se puede percibir en algunos documentos relacionados con nuestra Universidad. Un ejemplo lo tenemos en una interesante «carta de protección y amparo de Juana I de Castilla y sus sucesores en el trono de Castilla, al Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares, según se contempla en las Constituciones del fundador, Fray Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo y cardenal del título de Santa Balbina» que se conserva en el archivo Histórico Nacional.

«…y primero por mi e por los reyes mis sucesores que después de mi fueren, de amparar y defender al dicho colegio, colegiales y personas, bienes y rentas privilegiadas y exenciones e libertades de él, todas las veces que por el Rector, consiliarios e clausto del dicho colegio fuesen requeridos a mi o a los otros reyes mis sucesores de cualquier agravio o molestia o daño que al dicho colegio, colegiales y personas o bienes y rentas…»

Una clara apuesta por la Universidad de Alcalá y por su futuro que posiblemente nació de la ilusión de aquellos primeros días en los que comenzó la gran aventura universitaria del cardenal Cisneros.

Copia de la carta:

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