Colegio Convento de Carmelitas Calzados de Alcalá de Henares
El Colegio Convento de Carmelitas Calzados de Alcalá de Henares tuvo su origen en el siglo XVI, un importante momento histórico de crecimiento de la ciudad universitaria. En 1567, el padre Francisco Espinel compró unas casas junto a la puerta de Aguadores para fundar un colegio de la orden de Nuestra Señora del Carmen. Las casas eran pequeñas e incómodas por lo que los frailes decidieron venderlas a los carmelitas descalzos. Con el dinero conseguido compraron en 1577 las casas de Pedro Gallo, que se encontraban al final de la calle de Santa Úrsula. Estas debieron ser buenas, como lo atestigua la bella portada plateresca, hoy entrada principal al edificio, que se conservó tras la construcción del nuevo convento.
El nuevo colegio se construyó a lo largo del siglo XVII sin que se conozca el autor. El edificio es muy sencillo y responde a las formas tradicionales de convento, con claustro e iglesia. El primero es un bello ejemplo de arquitectura barroca, donde se combinan los pilares de piedra y el ladrillo. En el antecoro de la iglesia se conservan pinturas murales alusivas a la orden del carmelo, con una interesante representación de Santa Teresa de Jesús.
El templo, que se levantó a lo largo de la primera mitad del siglo XVII, es de una sola nave rectangular con bóveda de cañón. Se conservan capillas barrocas de acceso desde el claustro. La portada está formada por un arco de medio punto entre columnas dóricas sobre pedestales y coronada por frontón partido, sobre el que se sitúa una hornacina.. Hay otra portada lateral en la calle del Carmen Calzado que tiene dos pisos adornados con columnas. En ambas portadas encontramos escudos carmelitanos.
Sufrió el proceso de desamortización, llegando a ser cuartel de infantería y penitenciaría militar. En los años setenta, la iglesia quedó prácticamente destruida al desplomarse parte de su estructura. Tras una profunda restauración llevada a cabo por la Universidad de Alcalá de Henares entre los años 1998 y 2003 a cargo de José Luis de la Quintana y Mara Rubio Marín, funciona hoy como Escuela de Arquitectura de la Universidad).