Tratado de Alcalá, un acuerdo fundamental entre Castilla y Aragón

Puede que resulte repetitivo o propio de un orgullo exagerado de quienes nos sentimos parte de Alcalá de Henares, pero no creo que sea incierto valorar la importancia histórica de la ciudad como una de las más trascendentes de nuestro país. Un magnífico y decisivo ejemplo lo tenemos en el conocido como Tratado de Alcalá. El día 19 de diciembre de 1308, en el palacio de los arzobispos de Toledo en Alcalá de Henares, los reinos de Castilla y Aragón se comprometieron a coordinar el proceso de reconquista de la España musulmana, estableciendo condiciones de conquista, límites territoriales y estrategias conjuntas.

El propio rey Fernando IV de Castilla, en presencia del arzobispo de Toledo, Gonzalo Díaz Palomeque, y con el apoyo de su hermano el infante Pedro y de Diego López V de Haro, adelantado mayor de Castilla y fundador de la villa de Bilbao, firmó el tratado ante los representantes aragoneses, Gonzalo García y Bernal de Sarriá, que, en nombre del rey Jaime II de Aragón, también lo firmaron.

El tratado contemplaba un amplio acuerdo político y militar que comprometía a ambas partes a conquistar el reino de Granada y a no firmar una paz por separado. Se repartieron la estrategia de la conquista del reino granadino, organizando los castellanos la toma de las plazas de Gibraltar y Algeciras y los aragoneses la de Almería.

Estrategias y cesiones, como el compromiso de ambas partes de aportar galeras o el del rey Fernando de ceder una parte del reino de Granada, a excepción de lugares como Quesada, Alcaudete o Bedmar, y el reino de Almería a los aragoneses, además de permitir una alianza de Jaime II con el rey de Marruecos. Se acordó también que el arzobispo de Toledo y el obispo de Valencia fueran los árbitros ante cualquier discrepancia.

La diplomacia de ambos reinos consiguió de alguna manera lo que hoy definieríamos como «internacionalización» del conflicto al lograr que el papa Clemente V, mediante la bula «Indesinentis cure» (24 de abril de 1309), otorgara el estatuto de cruzada para la guerra contra los musulmanes en la península ibérica. Los embajadores ante el papa también consiguieron la dispensa para que se pudiera celebrar la boda entre Jaime de Aragón, hijo de Jaime II, y Leonor de Castilla, hija de Fernando IV.

Un tratado fundamental para la historia de España que, aunque contó con la oposición de algunos nobles, como la don Juan Manuel o la del infante Juan de Castilla, supuso un hito en la relación política y militar entre ambos reinos.

Tratado de Alcalá, un acuerdo fundamental entre Castilla y Aragón

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