Los Santos Niños en Huesca
Los Santos Niños en Huesca
Complutum fue protagonista, a principios del siglo IV, del martirio de dos niños, Justo y Pastor, dando origen a un culto milenario que no sólo fue la razón del nacimiento de la Alcalá de Henares medieval, sino también de multitud de pueblos, parroquias o ermitas a lo largo de España.
Tras la conquista musulmana, los valles de la actual provincia de Huesca fueron, a partir del año 748, refugio de los restos de los Santos Niños, que posiblemente recorrieron los paisajes que enmarcan al río Gállego en el valle de Tena o al río Guatizalema, en el valle de Nocito, hasta encontrar refugio en el antiguo Monasterio Visigodo de San Úrbez, del que hoy sólo se conservan restos y su iglesia convertida en ermita.
Desde entonces Alcalá de Henares y estos valles y lugares quedaron unidos de la mano de la devoción popular, de la historia y de la cultura. Una vinculación que ha permanecido en el tiempo plasmada en las reliquias de los santos complutenses, conservadas hoy en la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca y en la Catedral Magistral de Alcalá de Henares.
Se podría decir que en prácticamente toda la actual provincia de Huesca se conserva el recuerdo a Justo y Pastor, y, en especial en estos valles del Pirineo, como atestiguan topónimos (Ladera de San Chus en Bisecas, Cerro de San Chus en Orós Alto) y fiestas patronales (Festividad de san Justo y Pastor en Bartenuta).