“Veis aquí mi corazón, / yo lo pongo en vuestra palma, / mi cuerpo, mi vida y alma, / mis entrañas y afición”.
Alcalá de Henares, en el siglo XVI convertida en una importante ciudad universitaria, fue centro de atención de numerosas órdenes religiosas que, en muchos casos, comenzaban por entonces un largo proceso de reforma. La universitaria Alcalá influyó de manera notable en este proceso, posiblemente desarrollando argumentos que sirvieron de base a muchas de estas reformas y cambios.
El Carmelo no fue ajeno a este proceso, centrándose la Refoma en las figuras de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Este recorrido quiere recordar aquellos años de transformación en Alcalá de Henares de la mano de la gran figura de Teresa de Jesús y recorrer, como homenaje en el 500 aniversario de su nacimiento el 28 de marzo de 1515, los lugares en los que la santa dejó una imborrable huella.
CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZAS DE LA CONCEPCIÓN, VULGO DE “LA IMAGEN”.
La clausura fue fundada en 1563 por la beata Sor María de Jesús Yepes en colaboración con Santa Teresa de Jesús y bajo el patronazgo de doña Leonor de Mascareñas, aya de Felipe II. El primer convento se situó en unas casas de la Plaza de la Victoria que pertenecían a la citada aya real. Las casas tenían una capilla dotada con retablo mayor y una Imagen de Nuestra Señora de la Concepción, bajo cuya advocación pusieron al convento.
En febrero de 1576, la congregación se trasladó al actual convento, antiguo palacio del Marqués de Lanzarote, un magnífico edificio de origen medieval donde, según algunos autores, hubo Cortes en 1348.
El actual edificio.
Al parecer, antes del traslado de la comunidad, este palacio era propiedad de un tal Juan de Arenillas, quien lo perdió en partida de cartas, pasando a manos de Luisa de Muñatones que, a su vez, lo vendió a las monjas en 1575 por 2.800 ducados. Aunque de origen medieval, conserva magníficos rasgos de arquitectura renacentista, adaptándose a las necesidades conventuales a lo largo de los siglos.
En la fachada de la calle de la Imagen, destaca la portada plateresca de la iglesia. Se atribuye a Alonso de Covarrubias, que por aquella época trabajaba en el Palacio Arzobispal. Es de vuelta redonda, con decoración de grutescos, dragones y figuras fantásticas. En el frontón, hay una hornacina con figura de la Inmaculada. Justo debajo de ella, el escudo de la orden carmelita, que sustituye al anterior del Marqués de Lanzarote. A la derecha de la portada, tenemos dos lápidas. Una nos recuerda las diferentes visitas que efectuó a esta congregación Santa Teresa de Jesús. La otra, más pequeña, está dedicada a la hermana de Cervantes, sor Luisa de Belén, que fue tres veces priora del convento.
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El interior de la clausura, alberga dos piezas de gran interés: la escalera y el patio, igualmente atribuidos a Covarrubias. La escalera está labrada en piedra, sus columnas soportan zapatas de madera magníficamente trabajadas y el conjunto se cubre por artesonado mudéjar. Se complementa con pinturas murales de temática renacentista. El patio es de dos pisos y adintelado, siguiendo la misma línea decorativa en columnas, zapatas y pinturas murales.
Sor María de Jesús Yepes y Teresa de Jesús.
En cuanto a la fundadora, la beata Sor María de Jesús, sabemos que nació en Granada en 1522. Viuda y muy joven todavía, entró carmelita en el monasterio de su ciudad natal. Muy pronto quiso fundar un Carmelo, por lo que antes de profesar salió del convento y se fue andando a Roma, donde consiguió el Breve que le concedía facultades para fundar un convento en Granada. Pero no llegó a fundarlo y, en cambio, pudo hacerlo al año siguiente (1563) en Alcalá de Henares con el nombre de “La Imagen”.
Se cuenta que impuso tal rigor en la vida reformada de las monjas que tuvo que ser mitigado por la propia Santa Teresa, al pasar por el monasterio de “La Imagen” en 1568, camino de Malagón.
La relación entre ambas mujeres comenzó en el palacio toledano de doña Luisa de la Cerda. Teresa, abulense y de 47 años; María, andaluza, de 40, viuda y con un hijo. Ambas muy diferentes en sus capacidades intelectuales. María de Jesús se presenta como analfabeta (“esta bendita con no saber leer, tenía bien entendido” todo aquello prescrito por la Regla del Carmelo, dice la santa). María acabará sabiendo firmar y leer, y fundará su convento en Alcalá de Henares.
En Alcalá de Henares, María de Jesús pone su nueva fundación bajo la obediencia del arzobispo de Toledo y atrae desde el principio a un importante grupo de jóvenes entusiastas.
Pero María de Jesús no tiene mucha capacidad organizadora y, por ello, pide, al cabo de un lustro, el asesoramiento de Teresa de Jesús. En 1568, Teresa se desplaza de Ávila a Alcalá de Henares, donde pasará unos meses al frente del Carmelo complutense de “La Imagen”, dejando por norma de la vida comunitaria las Constituciones que ella ha implantado en el Carmelo de San José de Ávila.
Pero dejemos a Teresa de Jesús que nos hable de cómo era María: “Es mujer de mucha penitencia y oración, y hacíala el Señor muchas mercedes, y aparecídola nuestra Señora y mandádola lo hiciese. Hacíame tantas ventajas en servir al Señor, que yo había vergüenza de estar delante de ella. Mostróme los despachos que traía de Roma y, en quince días que estuvo conmigo, dimos orden en cómo habíamos de hacer estos monasterios. Y hasta que yo la hablé, no había venido a mi noticia que nuestra Regla -antes que se relajase- mandaba no se tuviese propio, ni yo estaba en fundarle sin renta, que iba mi intento a que no tuviésemos cuidado de lo que habíamos menester, y no miraba a los muchos cuidados que trae consigo tener propio”. Libro de “Las Fundaciones”
En el convento de “La Imagen” se conservan numerosos recuerdos de Santa Teresa, así como la celda que ocupó durante otra de sus estancias en 1576.
COLEGIO-CONVENTO MENOR DE CARMELITAS DESCALZOS DE SAN CIRILO.
Fue fundado desde Pastrana por Santa Teresa de Jesús en 1570. Tras su llegada a Alcalá de Henares, compraron los frailes carmelitas unas casas junto a la puerta de Aguadores, que fueron poco a poco ampliando. En 1580, pusieron la iglesia bajo la advocación de San Cirilo. Pronto abandonaron este lugar y compraron unos terrenos, fuera de la puerta Nueva (actual calle de Santo Tomás de Villanueva), para construir un nuevo convento, que se terminó en 1598.
La iglesia, de planta de cruz latina con brazos del crucero cortos y cúpula sobre pechinas, está atribuida al arquitecto y carmelita descalzo Fray Alberto de la Madre de Dios.
Tuvo como primer rector a San Juan de la Cruz y en él se celebró el Primer Capítulo General de la Orden en 1581. Poseyó una importante biblioteca e imprenta.
Tras la exclaustración, en el S. XIX, fue cuartel y posteriormente penal de mujeres. Para adecuar el edificio a su nuevo uso, se demolió el convento, conservándose la iglesia como capilla. A partir de 1988, después de hacerse cargo del edificio la Universidad de Alcalá, la iglesia fue restaurada por el arquitecto Carlos Clemente San Román. En la actualidad, funciona como sala de teatro universitario y recibe el nombre de “La Galera”. Se ha conservado el retablo original, aunque sus cuadros, desaparecidos, han sido sustituidos por pinturas modernas, en las que se representan las ciencias universitarias.
CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZAS DEL CORPUS CHRISTI , VULGO “DE AFUERA”.
Conocido popularmente con este nombre debido a que se situaba fuera del recinto amurallado de la ciudad, en la Puerta de Aguadores. Fue fundado en 1591 por los Condes de Castelar. En 1614 pasó a estar bajo el patronazgo de Beatriz de Diatrichstain, Marquesa de Mondéjar.
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El edificio, atribuido al arquitecto carmelita Fray Alberto de la Madre de Dios, corresponde a la arquitectura madrileña del siglo XVII. En la fachada de la iglesia tenemos la portada con una hornacina en la que aparece la figura de la Virgen y el Niño. A los lados, dos escudos del Príncipe Cardenal Diatrichstain. En el tímpano, el escudo de la orden carmelita.
El interior del templo es de una sola nave, con los brazos del crucero poco desarrollados y, sobre el mismo, cúpula encamonada. A ambos lados del presbiterio, los sepulcros de los marqueses fundadores. El retablo, de escuela madrileña de la primera mitad del siglo XVIII, conserva su decoración original y la imagen central.
La clausura, además de un sencillo claustro, atesora una colección excepcional de obras de arte, entre las que destacan: un busto de la Dolorosa de Pedro de Mena, dos urnas con bustos de la Dolorosa y el Ecce Homo del mismo autor, una Inmaculada Concepción y una Santa Teresa de la escuela de Gregorio Fernández, un lienzo de Alonso del Arco con el Éxtasis de Santa Teresa y un retrato de la Marquesa de Mondéjar, patrona del convento.
A todo ello hay que sumar cuadros, casullas, relicarios y orfebrería. Las Carmelitas de Afuera también guardan numerosos recuerdos de Santa Teresa de Jesús, como su báculo, forrado en plata, y catorce cartas autógrafas.