Catalina de Aragón
La niña nació la noche del 15 al 16 de diciembre de 1485 en el palacio de los arzobispos de Toledo en Alcalá de Henares. Una hija que los reyes Isabel y Fernando desearon ver en el trono de una de las cortes más importantes de Europa: Inglaterra. Catalina de Aragón fue entregada en matrimonio al príncipe Arturo, pero el futuro rey murió al poco de la boda, dejando viuda a Catalina con tan sólo quince años de edad. Problemas diplomáticos entre la corona inglesa y la hispana, amenazas, dolor y una solución final que permitió que Catalina permaneciera en Inglaterra: la boda con Enrique, hermano de Arturo y heredero al trono. De esta manera, la princesa de Alcalá de Henares se convirtió en reina de Inglaterra.
Pero la suerte no acompañó a Catalina, no venían hijos varones o morían al poco de nacer; doce años de intentos, de esperanza y de dolor, y una sola hija, María. Y llegó el drama: las intrigas de la amante del rey, Ana Bolena, la solicitud de nulidad de su matrimonio, la negativa del Papa Clemente VII, las presiones de su sobrino Carlos. Y el rey Enrique VIII la repudió, presentó a Ana como su verdadera esposa. El rey se separó de Roma, pero ella nunca renegó de su matrimonio. En 1536, Catalina murió en el Castillo de Kimbolton, siendo enterrada en la Catedral de Peterborough. Enrique no quiso para ella el funeral de una reina, para él sólo había sido una princesa, la mujer de su hermano Arturo.
Enrique M. Pérez