El 8 de noviembre de 2017 se cumplen 500 años de la muerte del Cardenal Cisneros.

Descubre la historia y el presente de un templo que el Cardenal quiso Magistral 

 

–         Es la única en el mundo con el título de Magistral junto con la Iglesia de San Pedro, en la también antigua ciudad universitaria de Lovaina, en Bélgica. Este privilegio fue solicitado por el Cardenal Cisneros, en 1516, por recomendación de Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI, quien ya lo había conseguido anteriormente para su iglesia flamenca.

–         El título de Magistral suponía que el Abad de la iglesia debía ser Cancelario o Canciller de la Universidad, con poder para presidir las licenciaturas en Artes y Teología y otorgando todos los títulos universitarios, excepto el de Bachiller.

–         El Cabildo se componía de 6 dignidades, 29 canonías y 20 raciones que, en principio, tenían que ser ocupadas por profesores universitarios, especialmente por los más ancianos, garantizándoles de este modo una pensión de jubilación. El visitador de la universidad, una especie de inspector de todo lo referente a la vida académica, desde las cuentas hasta el estado de limpieza, era elegido anualmente entre los canónigos de esta iglesia. Este reparto de poderes dio lugar a constantes enfrentamientos entre el Colegio Mayor de San Ildefonso y el Cabildo de la Magistral, de modo que el número de canonías ocupada por profesores nunca superase los dos tercios del total. Pero, además, esta institución tenía otras peculiaridades, como ser el único cabildo español libre de la obligación de contar entre sus miembros con uno de la Inquisición.

–         El origen de este templo se remonta al año 305 cuando, en este mismo lugar, un descampado llamado Campus Laudabile, situado en un suburbio de la ciudad romana de Complutum, se produce el martirio de Justo y Pastor. Hacia el año 414 Asturio Anulio, uno de los primeros obispos complutenses, encuentra milagrosamente los restos de los Mártires. Por este motivo, se sucede a lo largo de la historia la construcción y destrucción de una serie de ermitas.

–         En 1122, se erige una parroquia constituyéndose este punto como centro urbano a partir del cual se desarrollará la villa medieval. En 1477, es reconstruida por el Arzobispo Carrillo como Colegiata con Abad y Cabildo.

–         En 1497, Cisneros encarga un nuevo edificio a los hermanos Antón y Enrique Egas, terminándose las obras hacia 1514. Durante el transcurso de las mismas, en 1503, Cisneros bautiza en este templo al Infante Fernando, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso y futuro emperador de Alemania. En 1519, el papa León X concede la Bula por la que adquiere el título de Magistral.

–         En 1991 alcanza la categoría de Catedral al reinstaurarse el Episcopado Complutense.

–         Pero el paso del tiempo, las restauraciones poco afortunadas, los sucesos del S. XIX y sobre todo el terrible incendio de 1936, han hecho mella en el edificio. A finales de los años noventa del siglo pasado se desarrolló un ambicioso proyecto de restauración a cargo de los arquitectos Carlos Clemente San Román y Juan de Dios de la Hoz.

–         El edificio está realizado en un estilo gótico final que tanto en sus proporciones como en sus detalles nos anticipa el Renacimiento. La fachada principal, mirando a poniente (Oeste), es la única totalmente realizada en sillares de piedra. En la portada central se conjugan los dos estilos anteriormente mencionados con el mudéjar. En el centro de la misma, casi irreconocible, tenemos un escudo con la imagen de la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, emblema de la Catedral de Toledo. Flanqueándolo, dos escudos de Cisneros. En el intradós del arco, el cordón franciscano y una bella cenefa renacentista. Todo el conjunto se corona por un arco trilobulado y se remata por un alfiz quebrado.

–         En un lateral de esta fachada se levanta la airosa y ligeramente inclinada torre. Construida en tres fases, el cuerpo inferior es obra de Rodrigo Gil de Hontañón, continuada por el Maestro Argüello y rematada, a principios del Siglo XVII, por Nicolás Vergara el Mozo mediante el campanario y el estilizado chapitel de pizarra. Por el interior de la torre discurre una interesante escalera helicoidal.

–         En el interior del templo, lo primero que llama la atención es la desnudez de los muros y la pureza de líneas. Todo ello es consecuencia del devastador incendio sufrido durante la Guerra Civil en el que se perdieron notables obras de arte, entre ellas el coro, que ocupaba prácticamente toda la nave central, y el retablo mayor. A cambio se ha ganado una perspectiva del conjunto poco habitual en el gótico español.

–         La iglesia, con planta de salón y girola, se compone de tres naves, estando la central cubierta por bóvedas de terceletes y de crucería las laterales. El crucero no resalta en la planta pero sí en la diferencia de altura. Los pilares, decorados por una estrecha faja vegetal, destacan por una esbeltez fuera de lo común que acentúa la sensación de espacio.

–         Comenzamos la visita en los pies del templo, lugar desde donde obtenemos la mejor perspectiva del mismo. Aquí podemos contemplar la magnífica reja (S.XVI), que en su tiempo era la que cerraba el coro, obra, al igual que las tres que cierran el presbiterio, de Juan Francés, «Maestro mayor de las obras del fierro en España». En frente de la reja, una modesta lápida sepulcral nos recuerda el lugar de enterramiento del arzobispo Carrillo de Acuña. Además de este mitrado, otros dos arzobispos toledanos reposan en este templo: Cisneros y García de Loaysa, en la Cripta de los Santos Niños.

–         En la nave del Evangelio tan sólo tenemos una capilla lateral, enmarcada por el arco de la antigua de los Contreras, procedente del derribo del convento de Santa María de Jesús o de San Diego.

–         En la nave de la Epístola se abren varias capillas adosadas, que vamos a enumerar en orden de los pies a la cabecera:

o   En primer lugar encontramos la Capilla de San Juan Bautista que, al estar situada bajo la torre, presenta un aspecto de mayor robustez que no consigue aligerar una sencilla portada rematada en frontón triangular. En la actualidad, en esta capilla se sitúa el centro de recepción de visitantes y la tienda.

o   La Parroquia de San Pedro constituye una iglesia dentro de otra. Levantada en 1622, destacamos su portada de granito en estilo herreriano y en su interior la sencilla arquitectura barroca cubierta por cúpula de media naranja. En un lateral se abre una interesante portada, obra de Rodrigo Gil de Hontañón, que corresponde con la entrada a la escalera de la torre.

o   La Capilla de la Virgen del Val está dedicada a la Patrona de Alcalá, Alcaldesa Perpetua de su Ayuntamiento y Doctora Honorífica de la Universidad, tal y como muestran las dos medallas que lleva prendidas en el manto. La actual figura de la Virgen es una réplica de la original de alabastro del S.XIII, lamentablemente destruida durante el incendio de la Guerra Civil. Es especialmente interesante el arco de yeserías, de estilo plateresco, y la reja en el mismo estilo.

o   A continuación, tenemos la capilla de uno de los santos más célebres de nuestra ciudad, San Diego de Alcalá, quien también da el nombre a la ciudad de San Diego de California, en los Estados Unidos de América. Nacido en el pueblecito sevillano de San Nicolás del Puerto hacia 1400, pasó sus primeros años como eremita para luego ingresar como lego en el convento franciscano de Arrizafa, en Córdoba. Desde allí se trasladó a la isla canaria de Fuerteventura, donde, en 1446, funda un nuevo convento franciscano. Asiste en Roma a la canonización de San Bernardo de Siena. De regreso a España, pasa una breve temporada en el convento de Salceda, en Guadalajara, hasta que ingresa definitivamente en el recientemente fundado convento de Santa María de Jesús, donde permanecerá hasta su muerte, el 13 de Noviembre de 1463. Casi inmediatamente se iniciaron los trámites para su beatificación, recibiendo éstos un impulso definitivo por parte de Felipe II en acción de gracias por la milagrosa curación de su hijo, el Príncipe Carlos, tras la aparatosa caída que sufrió en el Palacio Arzobispal. En 1588, Sixto V beatifica a San Diego y Alcalá lo celebra con los más grandes festejos que se recuerdan en la población.

El cuerpo de San Diego se conservó incorrupto tras su muerte y con una extraordinaria fama de milagrero, especialmente con la familia real. Además de la ya mencionada curación del Príncipe Carlos, a su intercesión se atribuye la curación del brazo de Enrique IV, que quedó paralizado tras una caída de caballo. El monarca, en acción de gracias, construyó una capilla en la celda del Santo y regaló una urna para albergar su cuerpo. La actual urna es obra del platero toledano Rafael González y está fechada en 1658. Justo encima de ella tenemos un notable lienzo, atribuido a la escuela de Murillo, en el que se representa el Milagro de la Rosas. Se cuenta que siendo fraile en el convento de los franciscanos de Alcalá, el santo tomó de la cocina una pierna de carnero para repartirla entre los pobres. Alertado por el cocinero, el guardián del convento tiró del hábito donde la llevaba escondida, apareciendo en su lugar un ramo de rosas. Todos los años, el día 13 de Noviembre, festividad de San Diego de Alcalá, se abre la urna para que el público pueda contemplar el cuerpo incorrupto del santo.

o   Más adelante llegamos a la Capilla de Santa María la Rica. Cerrada con una notable reja de 1752, hoy en día se destina a la veneración de Nuestra Sra. de la Cabeza.

o   La Capilla Mudéjar sirve de acceso al Claustro. Está cubierta por una interesante techumbre de yeserías que imita las líneas de un artesonado de madera. A su lado se abre la pequeña Capilla del Sagrario. Sirve de entrada al claustro y al Centro de Interpretación y Museo de la Catedral-Magistral. En el subsuelo de esta capilla podemos observar la entrada a una cripta donde se conservan importantes restos de origen romano.

–         El Claustro corresponde a una sencilla arquitectura herreriana, de planta cuadrada con arcos de medio punto y pilastras adosadas. Terminado de construir hacia 1614 se puede atribuir a la escuela arquitectónica de Juan Gómez de Mora. La contemplación de la torre de la Magistral y de la cúpula de la Parroquia de San Pedro desde las crujías de este claustro constituye sin duda una de las perspectivas más logradas de la ciudad. A través del claustro se accede a las diferentes dependencias, entre ellas la Sala Capitular y la Biblioteca, destinándose el conjunto en la actualidad a Museo catedralicio.

–         De nuevo en el interior de la iglesia, nos situamos frente al presbiterio. Sobre el estrado recientemente instalado podemos apreciar la lápida sepulcral de Cisneros, donde reposan parte de sus restos, y la mesa del altar que utilizó Sixto V para canonizar a San Diego. Esta mesa fue un regalo del Papa a Felipe II, quien a su vez la donó la Iglesia Magistral. Detrás de ella, las rejas forjadas por Juan Francés. Si el viajero observa con atención, podrá ver el curioso cerrojo de la reja central con forma de obispo. En el presbiterio lo que más llama la atención es la falta de retablo mayor, que se verá compensada con la instalación de uno nuevo del que por el momento desconocemos más detalles. Por de pronto habrá que conformarse con los restos de la sillería del coro que se pudieron salvar tras el incendio de la Guerra Civil y con algunas piezas escultóricas. Entre las figuras destacamos un grupo de los Santos Niños, la imagen de la Virgen de la Sabiduría o Virgen de Cisneros, talla gótica del S. XV, y un crucificado, talla moderna que en su momento fue Premio Nacional de Escultura y que en principio estaba destinado a presidir la Basílica del Valle de los Caídos.

–         La girola, al igual que en la Catedral de Toledo, alterna en sus bóvedas tramos triangulares y trapezoidales. El suelo está pavimentado por una buena colección de lápidas sepulcrales. Aquí podemos apreciar el altar barroco dedicado a San Juan Evangelista. La estatua del Santo titular desapareció en 1936 por lo que actualmente ha sido sustituida por una figura de la Virgen.

–         En el trasaltar, encontramos el relieve en bronce, colocado en este lugar en 2016 y obra del escultor Julio López Hernández, donde reposan parte de los restos del Cardenal Cisneros.

–         A continuación tenemos el sepulcro del Canónigo Gregorio Hernández, labrado en alabastro y muestra genuina del estilo plateresco. En este caso, este sepulcro proviene del antiguo convento de San Juan de la Penitencia.

–         Dos portadas barrocas, con sendos relieves en los que se representa el Martirio de los Santos Niños, nos comunican con la Cripta. Cubierta con bóveda elíptica, en ella se encuentra la piedra martirial y una urna de plata, realizada por los hermanos Zureno en 1702, donde se conservan parte de los restos de los patronos de Alcalá. En las hornacinas laterales, dos tallas de los Santos Justo y Pastor y una variada colección de relicarios, entre los que sobresalen los dedicados a San Félix de Alcalá

CENTRO DE INTERPRETACIÓN Y MUSEO DE LA MAGISTRAL

–         Inaugurado en 1997 a instancias del obispado complutense, sus instalaciones ocupan el claustro y la Sala Capitular de la Catedral

–         En la crujía norte se han instalado parte de los restos de la escalera del patio de Fonseca del Palacio Arzobispal. Labrada por Alonso de Covarrubias por encargo del cardenal Tavera, fue destruida durante el incendio del palacio en 1939. El fino trabajo escultórico, la elegancia de las proporciones y la variedad y calidad de sus motivos decorativos, hacen de esta pieza una obra maestra de la arquitectura del plateresco. Frente a la puerta, se sitúa Santa María de Jesús, copia de la imagen titular del antiguo monasterio franciscano de San Diego (hoy biblioteca central universitaria).

–         La crujía oriental presenta una serie de lápidas sepulcrales correspondientes a personajes históricos enterrados en la Magistral y en las que destaca la variedad de motivos heráldicos.

–         A lo largo del claustro, se nos van explicando las diferentes etapas de la historia de la Catedral-Magistral.

–         A través de la puerta de la antigua Sala Capitular,  se accede a la sala del sepulcro del arzobispo Carrillo. Esta magnífica obra de la escultura funeraria gótica sufrió graves daños durante el incendio de 1936, siendo recientemente reconstruido en base a los elementos conservados y a la abundante documentación existente y mostrada en parte en la propia sala. Atribuido al maestro Esteban y procedente del antiguo convento de Santa María de Jesús, está labrado en alabastro blanco en forma de túmulo, torreones en las esquinas y motivos heráldicos en los laterales. Sobre la cama, la figura yacente del arzobispo, vestido de pontifical y de gran realismo en los rasgos.

–         A continuación se accede a la Sala Capitular, donde se expone el tesoro de la catedral. Es una sencilla estancia rectangular con techumbre decorada por casetones donde se inscriben las iniciales de los patronos, los santos Justo y Pastor. A pesar de la homogeneidad del espacio, se ha dividido en las tres secciones que describimos a continuación:

o   Nada más entrar tenemos un pequeño apartado destinado a exposiciones temporales en las que se va a exhibir de forma cíclica el patrimonio de los conventos de clausura de Alcalá.

o   A continuación, ocupando el espacio central, se encuentra el tesoro propiamente dicho, con una extraordinaria colección de orfebrería que va desde el S. XV hasta el XIX. El portapaz de Cisneros, realizado en plata sobredorada con representación de la Piedad sobre fondo laspislázuli, constituye una pieza clave en la orfebrería española medieval. El cáliz de Cisneros, realizado en Burgos a comienzos del S. XVI, es ya una obra de transición al Renacimiento. La custodia de asiento, realizada en plata sobredorada y latón por el orfebre A. Piquero a comienzos del s. XVII, fue un regalo del cardenal Sandoval. De especial importancia es la arqueta de marfil, conocida como de los sentidos. Pieza flamenca de mediados del S. XVI, fue donada por el cardenal García de Loaysa para la custodia de la Santa Espina. Por lo demás esta sección contiene cruces procesionales, custodias, vinajeras, relicarios, vasos sagrados y marfiles europeos, filipinos, americanos e indoportugueses.

o   En una de las vitrinas podemos ver un facsímil de la Biblia Políglota Complutense.

o   Al fondo de la Sala Capitular se encuentra un apartado destinado a mostrar una variada colección de casullas de diferentes épocas y a la exposición de pintura. La pieza más notable es el tríptico flamenco de la Epifanía, obra del maestro de la Santa Sangre, de la escuela de Brujas, y fechado en 1520.

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