Antonio Machado y Valle-Inclán a Manuel Azaña
Antonio Machado y Valle-Inclán a Manuel Azaña
Tres personas de gran peso histórico, literario, político y social de la España de la primera mitad del siglo XX. Hombres que motivaron la reacción de una sociedad ante la tendencia hacia el conformismo histórico de nuestro país. Cambiaron, se revolvieron, quisieron transformar la sociedad, amaron la belleza y la crítica, y todo ello les convirtió en símbolos de una época.
Estas cartas son un pequeño recuerdo a su amistad. Manuel Azaña (nacido en Alcalá de Henares en 1880) andaba posicionándose en el difícil y competitivo ambiente intelectual y político madrileño. Azaña y su amigo, y más tarde cuñado (Azaña se casó con Dolores Rivas Cherif el 27 de febrero de 1929), Cipriano Rivas Cherif, aportaron al periodismo de Madrid nuevas ideas.
Ambos crearon la revista «La Pluma» (1920-1923), como foro para creadores nóveles y consagrados. Y también ambos contribuyeron a hacer de la revista «España» uno de los grandes medios de la época. Por cierto, esta última revista fue fundada en 1915 por José Ortega y Gasset, que la dirigió hasta 1916. Ese año le sustituyó el periodista Luis de Araquistáin y en 1923, ya en plena decadencia, tomó las riendas de la publicación Manuel Azaña, intentando reflotarla. Un medio de comunicación político, social, literario… sobre «la vida nacional» (en el que también participó Rivas Cherif), que se mantuvo hasta 1924 y en el que Valle-Inclán publicó por primera vez «Luces de Bohemia».
Antonio Machado (1922)
«Señor don Manuel Azaña
Querido amigo:
Recibí su amable carta. Mucho gusto tendré en contribuir al sostenimiento de la revista España de que soy antiguo colaborador y lector asiduo. Le envío una composición que dedico al maestro Valle-Inclán y que V. puede publicar en «España» o en «La Pluma». El trabajo que hice sobre Don Ramón no salió, a mi opinión, digno de él y lo rompí en honor suyo. Quise evocar el Don Ramón de mi juventud y no pude encontrar demasiados recuerdos y emociones.
En lo sucesivo enviaré a «España» trabajos en prosa y verso. Muy conformes con las consecuentes pautas a que alude. No recuerdo haber enviado más en ninguna parte. También le enviaré alguna suscripción a «España». Muchos saludos al amigo Cherif
Y disponga de un cordial amigo y compañero. / A. Machado»
Valle-Inclán (1923)
Puebla de Caramiñal
21-Febrero-1923
Sr. Don Manuel Azaña.
Querido Azaña: me llegó el número de La Pluma – mi número – en un momento lleno de zozobra y cuidados, con todos los hijos enfermos del sarampión y la mujer de la gripe. He pasado días y noches llenos de pensamientos sombríos. Ya están todos convalecientes y fuera de riesgo, Deo gratias.
Este número de «La Pluma» que muy señaladamente la amistad de usted y de Cipri me ofrece, me ha consolado y entristecido. Los muertos deben sentir una emoción semejante al oír los responsos que aquí, en este mundo, les cantan. Pero antes de los responsos es el tránsito. Hay que morir para oír esas voces. Yo sentía algo de necrológico leyendo este número de «La Pluma». Solo usted se encara con un hombre vivo y descubre su dolor y su drama. Pero las más cuentan historias de un tiempo tan lejano, que, de verdad, me parece un muerto aquel de quien hablan: un muerto y un ajeno ¡Dios le haya perdonado!
Junto con este matiz sentimental, era el otro de reconocimiento al cariño con que ustedes me pagan el que yo les tengo a usted y a Cipri: Gracias.
Otro día volveré a escribirle, y seguiremos hablando de «La Pluma».
Quisiera enviarles algo.
Un abrazo. / Valle-Inclán.»
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