Andrés Llorente, la música barroca en Alcalá de Henares
Andrés Llorente, la música barroca en Alcalá de Henares
«El Hórgano de San Justo / Que hace ruido en todas Partes, / Ha llegado hasta Belén, / Solo por coger buen Ayre, / Un villancico quisieron / cantar con él los zagales, / Fueron de Casa las Coplas, / Y Antón llevó los compasses.»
Aquellos villancicos entre tradicionales y cultos que las gentes del Siglo de Oro popularizaron como expresión de la fiesta, la religión y la manera de relacionarse. Como hoy, en aquellos tempos, las grandes ocasiones eran expresadas con formas y maneras en las que la música era fundamental. Y en este contexto encontramos a Andrés Llorente, nacido muy cerca de Alcalá de Henares, en Anchuelo, en 1634.
Se encuentra enterrado, o al menos lo estuvo hasta los desastres que acabaron con gran parte del edificio en el siglo XX, en la Magistral de los Santos Niños de Alcalá de Henares. Todavía hoy podemos ver su lápida, situada como pieza de museo en el claustro de la iglesia.
«(Esta sepultura) es del Maestro Andrés Lorente comisario del Santo Officio, Racionero y Organista desta S(an)T(a) Yglesia y de sus Herederos tienen fundada la fiesta de S. Andrés con 19 misas en su Cavi(il)do de Senores Racioneros».
Fue un buen compositor, puede que no de los grandes, pero si con una reconocida capacidad para la música popular y religiosa. Era famosa en todo el país su destreza como organista (los órganos de la Magistral debieron sonar de maravilla en sus manos). Como compositor, fue el autor de una de las piezas más populares en las Catedrales españolas: un Benedictus para oficio de difuntos. Además, compuso salmos, obras para órgano, salmos y villancicos. Pero sobre todo, fue el autor de los magníficos libros de coro de la Magistral de Alcalá de Henares.
Y tuvo un papel fundamental en la enseñanza de la música. Escribió un gran obra didáctica, conocida como «El porqué de la música en que se contiene los quatro artes de ella, canto llano, canto del órgano, contrapunto y composición,…» (1672), que se convirtió en el más popular manual de aprendizaje musical de la época. También escribió un tratado de Órgano.
Su vida estuvo vinculada profundamente a Alcalá de Henares y a su Magistral. Bachiller en Artes por la Universidad, llegó a alcanzar el grado de Maestro en la mismo materia. En 1653, fue nombrado racionero del Cabildo y organista de la iglesia de los Santos Niños. Además, ocupó cargos no tan populares, como el de comisario del Santo Oficio de la Inquisición en la ciudad.
Murió en Alcalá de Henares en 1703 y fue enterrado en la girola de la Magistral. En su lápida aparece el escudo de la Inquisición.