El histórico cementerio municipal de Alcalá de Henares
Junto al camino del Chorrillo, aquel lugar sosegado donde parar y beber en los trasiegos que llevaban a las personas de un lugar a otro, se construyó el nuevo Cementerio Municipal. Se eligió levantarlo donde la ermita de San Roque, a casi un kilómetro del centro de la ciudad, que se situaba en el camino que luego se bifurcaba hacia Ajalvir y Daganzo.
Una muestra de modernidad, de nuevas normas sanitarias que sacaban de la ciudad a los difuntos y seguro que un motivo de orgullo para los alcalaínos de 1834 que vieron construir un nuevo y moderno cementerio al estilo de los que se construían por todo el país. Con el tiempo, no hubo problema en ampliarlo hasta alcanzar los límites que hoy conserva. Primero en 1862, añadiendo 1705 metros cuadrados, y entre 1895 y 1900, aportando de los amplios terrenos agrícolas que lo rodeaban otros 29.600. Estas grandes ampliaciones motivaron una gran reforma arquitectónica y de diseño que le dio la forma ortogonal que aún conserva.
Es muy probable que el autor de aquellas grandes reformas fuera el arquitecto municipal Martín Pastells, autor de numerosos edificios de arquitectura neomudéjar y ecléctica que renovaron la ciudad.
El cementerio quedó como un gran espacio de unos 44.000 metros cuadrados, cuidados, divididos en caminos y adornados con cipreses que acabaron siendo de gran porte y belleza. Se le dio reglamento, el más antiguo conservado es de 1891, y hasta nombre a los cuarteles en los que fue dividido.
Tras esta última remodelación, se convirtió en un cementerio moderno, con los siguientes servicios y dotaciones: casa para empleados, depósito de cadáveres, tres galerías de nichos, patio de sepulturas dividido en veinte cuarteles, cementerio de párvulos y civil para los no católicos (este último espacio conocido con el sugerente nombre de «cementerio masónico»), capilla, panteones… Todo ello, levantado en una arquitectura de tradición neomudéjar y ecléctica donde el uso del ladrillo es protagonista.
Todo el conjunto se rodeó con una tapia de ladrillo con zócalo de piedra y contrafuertes adornados con pirámides de también de piedra. La actual entrada se cierra con una puerta de rejería entre dos pilastras. Dentro, la zona más antigua e interesante, junto a la entrada, y las zonas más modernas, hacia el arroyo Camarmilla. Y como elemento central y simbólico, la capilla. Una interesante obra de ladrillo visto, planta octogonal, dos capillas laterales, contrafuertes, cúpula, espadaña de piedra y formas decorativas que nos hablan de las tendencias arquitectónicas que protagonizaron el final del siglo XIX y el comienzo del siglo XX.
Destacan en el cementerio tres grandes panteones. El de la familia Martínez de Septién y el de la familia Campos, ambos de arquitectura ecléctica en ladrillo, entre el neomudéjar y el neobizantino; y el de la familia Aragón, también ecléctico, pero sobrio, de una arquitectura que da importancia al granito.
Y tumbas, nombres y recuerdos de varias generaciones de alcalaínos, de familias antiguas, de instituciones y personas ante las que seguir la huella de la historia de Alcalá de Henares.
El histórico cementerio municipal de Alcalá de Henares
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