Convento de dominicas de Santa Catalina de Siena
El Convento de dominicas de Santa Catalina de Siena fue fundado inicialmente por doña Juana de Mendoza y Zúñiga. En 1590 Roma confirmó la fundación, que no se hizo efectiva hasta 1598. Pero el primitivo convento se encontró enseguida con la oposición de las demás órdenes religiosas ya instaladas en Alcalá de Henares. Este fenómeno se explica porque, ante la proliferación de instituciones conventuales, llegó a haber una auténtica competencia entre las mismas. Hacia 1604, la congregación ocupó definitivamente el actual edificio, un palacio renacentista de 1529 donado por don Carlos de Mendoza.
En la fachada sobresale la portada plateresca, de frontispicio de vuelta redonda, en cuyo tímpano se conservan restos de policromía con la imagen de Santo Domingo. La iglesia carece del aire homogéneo propio de estos edificios, debido a las constantes reformas por las que se hubo de adaptar el primitivo palacio al uso conventual. En ella destacamos el artesonado, el coro bajo y la sencillez de los muros en ladrillo.
Pero lo más interesante del convento está dentro de la clausura. Se trata del magnífico claustro, antiguo patio del palacio. Corresponde a un modelo de gran éxito en la arquitectura renacentista complutense en el que se armonizan en un mismo conjunto escalera y patio porticado. Se compone de dos pisos adintelados, con columnas de piedra, siendo torsas las de las esquinas. Es especialmente interesante la colección de capiteles mudéjares y el uso de elementos medievales en columnas y zapatas que nos recuerdan otras fundaciones de los Mendoza, como el Palacio del Infantado de Guadalajara.