Repostería Salinas de Alcalá de Henares, desde 1846
Repostería Salinas de Alcalá de Henares, desde 1846
En 1906, Diploma del Gran Premio de Honor de la Exposición de París, en 1907, Medalla de Oro de la Exposición de Industrias de Madrid, en 1908, Diploma de Honor y Medalla de Oro de la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza, además de distinciones honoríficas como el Gran Premio en la Exposición de Bruselas… No está nada mal para ser una antigua pastelería de las que podríamos llamar «de provincias». Y puede que fuera así cuando Manuel Palacios Vela, nacido en Trévago, un pueblecito situado en la provincia de Soria, camino de Navarra, se convirtió en el promotor de una de las más antiguas pastelerías conservadas de nuestro país.
Emigrante, emprendedor y buscador de una vida mejor, trabajó en un oficio del que seguro conocía multitud de secretos, posiblemente por ser natural de una zona rica en tradición repostera, cercana a Tudela. Por cierto, en esta localidad Navarra existió hasta su cierre en 2008, la famosa pastelería Casa Salinas, una referencia en la repostería navarra que abrió sus puertas en 1870.
Parece ser que Manuel trabajó primero en la confitería de Manuel Ybarra, hasta que se independizó en 1846 y decidió abrir un negocio propio en el número 26 de la actual plaza de Cervantes. Pero no iban a ser los descendiente de Manuel los que continuaran la tradición y dieran nombre a la famosa pastelería alcalaína. Al morir sin hijos, pasó el negocio a su mujer, Mariana Samper Trigueros, y de ella a su hija, fruto de un anterior matrinomio, llamada Socorro Fernández Samper. Y es aquí donde empieza la historia del nombre de Salinas. Socorro se casó en 1863 con Baltasar Rodríguez-Salinas López, empleado de las pastelería que acabó siendo el dueño.
Murió Socorro, vino un segundo matrimonio de Baltasar, dos hijos y los Salinas como pasteleros famosos de Alcalá de Henares hasta 1951, cuando muerto Baltasar Rodríguez-Salinas Guerrero, acabó el establecimiento en manos de un buen empleado, José Suárez, que, con la experiencia de haber trabajado en el Horno de San José de Madrid, mantuvo a Salinas como una magnífica y querida pastelería complutense.
Y así, gracias a todos ellos, llegaron distinciones como las ya mencionadas o aquella de tanto pedigrí como ser proveedores oficiales de la Real Casa y de los Sagrados Palacios Apostólicos, o la que le otorgaron a Baltasar Rodríguez-Salinas, nombrándole Caballero de la Real Orden francesa de San Sebastián y San Guillermo.
El amor a la tradición repostera propia y a la de la ciudad tuvo su gran reflejo en los propietarios de Salinas, convirtiendo a la Costrada, al mazapán, a las rosquillas de Alcalá, a la torta de Alcalá o a las almendras garrapiñadas (o garapiñadas) en auténticos tesoros de nuestra ciudad.
Y tras José Suárez, su hijo Fernando, también un buen repostero que mantuvo el negocio familiar hasta su jubilación. Luego vendría la venta del edificio, el cierre de la pastelería en 2012 y la gran restauración llevado a cabo desde entonces. Tras las enfoscadas fachadas que daban a la plaza de Cervantes se escondía un tesoro: viviendas medievales de siglo XV. Una joya convertida en un gran ejemplo de restauración y conservación del patrimonio histórico de Alcalá de Henares. Un maravilla que ha incluido la conservación de gran parte de la zona de ventas y fachada de la antigua pastelería.
Lo que hoy podemos ver es sólo una parte de aquel exquisito y sabroso reino de la repostería. Con el tiempo desapareció el café de la pastelería Salinas y se convirtió en el bar La Viña y, más tarde, en el restaurante Casa Bayton.
Un local bello, tradicional, decorado con escayolas, estucos y yesos. Con motivos vegetales, arabescos, columnillas de madera, un bello reloj, antiguos diplomas, cajas de almendras garrapiñadas y latas decoradas con encanto y belleza a la manera de principios del siglo XX. Una preciosa bombonera con un cierto aire oriental llena de exotismo y sueños.
Desde octubre de 2019 ha vuelto a abrir sus puertas, a cargo de la Repostería Paraninfo, recuperando nuestra ciudad uno de sus más entrañables y emblemáticos establecimientos.