Antiguamente conocida como plaza del Mercado, ha sido y sigue siendo el núcleo principal de Alcalá de Henares. En ella se celebraba el mercado semanal, las corridas de toros y todas las fiestas importantes, engalanándose para ello con efímeras arquitecturas. Durante el Siglo de Oro en la plaza estuvieron situadas las Casas del Concejo, pudiéndose todavía descubrir en una de las columnas que soportaban estas casas el escudo de Alcalá más antiguo conservado. Sobre la calle Pedro Gumiel, que une la plaza de San Diego con ésta de Cervantes, se situó un arco, desaparecido durante el S. XIX, que hacía la función de entrada simbólica a la ciudad universitaria. Sobre este arco las autoridades universitarias presenciaban las corridas de toros. Desde el extremo opuesto, los concejales hacían lo propio; era un síntoma más del enfrentamiento entre ambas instituciones.

 

Símbolo y señor de la plaza de Cervantes, la escultura del autor del Quijote es obra del escultor Carlo Nicoli y fue fundida en bronce en 1879. Los relieves que decoran el pedestal son modernos, obra de Pepe Noja, y representan escenas del Quijote. También hay que destacar el quiosco de música, realizado por la Fundición Lebrero de Madrid, en 1898, bajo trazas de Pastells, arquitecto que dejó su impronta en numerosos edificios decimonónicos complutenses. Además, en la zona soportalada se conserva uno de los grandes tesoros de la ciudad: el antiguo Corral de Comedias, abierto al público en 1602.

En la plaza, llamada de Cervantes desde el siglo XIX, hubo una especie de frontera que llegó a condicionar  el urbanismo de Alcalá. Una línea invisible pero muy sólida dividía en dos la plaza del Mercado (Cervantes), uno de sus lados estaba bajo jurisdicción del Rector, el otro bajo la del regidor de la villa. En el primero nunca hubo soportales, en el otro sí.

En el lado sur de la plaza nos encontramos con los restos de la antigua parroquia de Santa María.  Lugar de culto desde al siglo XIII, a partir del siglo XV el arzobispo Carrillo de Acuña lo convierte en parroquia de Santa María la Mayor. Destruida en gran parte durante la última guerra civil, es un magnífico ejemplo de restauración del patrimonio de la ciudad para uso cultural –el conjunto es hoy sala de exposiciones y Centro de Interpretación conocido como Los Universos de Cervantes-, además de ser el lugar donde se guarda como un tesoro la pila donde fue bautizado Miguel de Cervantes.

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