La residencia donde nació Manuel Azaña se asienta en una casa tradicional alcalaína, con las estancias en torno a un patio de columnas, probablemente construida entre los siglos XVI y XVII. Su decoración interior conserva el aire y los ambientes propios de la burguesía del siglo XIX, cuando el edificio sufrió una profunda remodelación tras la compra por parte de la familia Azaña. Conserva, el bello zaguán de entrada, una pequeña capilla y estancias propias de una casa palacio decimonónica.

 

Manuel Azaña Díaz, hijo de Esteban Azaña Catarinéu y Josefa Díaz Gallo, nació el 10 de enero de 1880 en la calle de la Imagen de Alcalá de Henares.

Perteneció a una importante familia burguesa liberal asentada en la ciudad. En el censo de 1807 aparece como escribano y residente en la calle del Rojo el primer Azaña del que se tiene noticia en Alcalá de Henares. Su hijo, Esteban Azaña Hernández, que hereda la escribanía del padre, fue uno de los grandes beneficiado por la Desamortización y llegó a tener un importante papel institucional en la ciudad: en 1812, proclama en Alcalá la Constitución de 1812; en 1820, promueve un manifiesto del Ayuntamiento a favor de la permanencia en la ciudad de la Universidad; en 1843, lee la proclamación de la reina Isabel II. Llegó a ser secretario del Ayuntamiento constitucional en 1820.

Su hijo, Gregorio Azaña Rojas, continuó con el enriquecimiento familiar. También escribano, de tradición liberal, participó en la “Gloriosa” que acabaría destronando a la reina Isabel II. Fue uno de los fundadores y el redactor de los estatutos de la Sociedad de Condueños de los Edificios que fueron Universidad.

El 16 de mayo de 1850, nació su hijo Esteban Azaña Catarinéu. Siguiendo la tradición familiar, desde joven participó en la política de Alcalá, siendo concejal desde 1875, alcalde interino en 1877 y alcalde entre 1879 y 1881, y en 1885. Promotor de la renovación de la ciudad, en 1879 inauguró la estatua dedicada a Miguel de Cervantes en la que se conocía como plaza Mayor (del Mercado) y a partir de entonces como de Cervantes. En 1880, inaugura el busto dedicado al Empecinado. Fue dueño de un molino de chocolate, de fábricas de jabón y de tejas y de una central eléctrica. Su gran aportación a la cultura de Alcalá vino a través de su faceta de escritor e historiador. Su Historia de Alcalá de Henares, en dos volúmenes, publicados en 1882 y 1883 respectivamente, es fundamental para conocer el pasado de la ciudad. De su matrimonio con María Josefina Díaz-Gallo Muguruza nacieron cuatro hijos: Gregorio, Manuel, Josefa y Carlos.

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